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El Cultural – La Campaña del Maestrazgo

El Cultural – La Campaña del Maestrazgo

Esta semana hemos estado en la biblioteca leyendo “La Campaña del Maestrazgo”: el quinto libro de la tercera serie de “Los Episodios Nacionales” de Benito Pérez Galdós. Richerdios.

La Campaña del Maestrazgo

Don Beltrán de Urdaneta, el anciano noble de más abolengo de Aragón y al que conocimos en el anterior episodio, alojándose junto a Calpena y haciéndose amigo de éste, es el que va a protagonizar este episodio, en el que Fernando sólo será mencionado un par de veces. Como sabemos, don Beltrán habíase separado de su hija y nieto, que vivían en Cintruénigo y que le tenían muy ajustado de dinero. Había confiado en tener mejor suerte con su otra hija, en Medina de Pomar, pero no ha sido así, y don Beltrán, a pesar de su poca vista, ha emprendido el viaje con un criado, para visitar a un antiguo rentero suyo, luego enriquecido, que le debe algún dinero y que se llama Juan Luco y era alcalde de Mora. Encuentra a Saloma Ulíbarri, de cuyo padre, fusilado en otro episodio, fue amigo. Ésta está casada ahora con un alférez y ambos lo atienden lo mejor que pueden y le dan noticias de la familia de su amigo Luco, que ha muerto casi toda, incluido el propio Luco, quedando sólo dos hijos: Marcela, que es al parecer una monja andariega, y Francisco, que está con los carlistas pero quiere ser sacerdote. Estos y otros que les acompañan le cuentan todas las brutalidades que en ambos bandos se están cometiendo, fusilando a los prisioneros que cogen, sin formación de causa, y a veces matándolos de formas ignominiosas y crueles. Parece que el asunto ha comenzado cuando fue fusilada la madre de don Ramón Cabrera, María Griñó. Cabrera, ahora dirige las operaciones carlistas y pretende vengarse en cada prisionero que cogen sus tropas, y los cristinos hacen ya lo mismo. Se cuentan las ferocidades de uno y otro bando en esta guerra fratricida y sin cuartel y las operaciones de ambos ejércitos por la zona de Maestrazgo y tierras de Teruel y Valencia, así como la Plana de Castellón. Don Beltrán va conociendo a gente amiga y pasando mil penalidades. Su objetivo es encontrar a Marcela, de la que le dicen que ha ido escondiendo ollas llenas de monedas en diferentes sitios, y que son las riquezas que le dejó su padre, y ello con el objeto de fundar monasterios. La encuentra y esta monja es descrita como una mujer más bien hombruna y de poca belleza, pero muy decidida y valiente. Está en compañía de dos sepultureros, que la ayudan en su tarea y van enterrando a todos los que ven muertos, pero también los lleva para poder desenterrar las ollas. En la primera conversación que tiene con ella, reconoce Marcela que su padre le debe ese dinero, pero ella lo va a destinar a las fundaciones, y lo que sí le asegura es pagar las deudas que él pudiera tener, para salvar su honor, si le promete retirarse de la vida mundana y entrar en un convento, cosa que no agrada lo más mínimo a don Beltrán. Estando juntos, son apresados por una partida de facciosos, que manda un capitán llamado Nelet, el cual está enamorado de Marcela. Los lleva prisioneros y, en uno de los lugares, don Beltrán hace amistad con un capellán llamado mosén Putxet, quien le cuenta más salvajadas de la guerra y de Cabrera, al que sin embargo sirve. Piensa don Beltrán que le van a fusilar, pero no es así y le llevan como rehén, siendo tratado de forma desigual según los sitios. Conoce a Cabrera y éste le distingue en muchas ocasiones y le sienta a su mesa, y en otras le da ropas de abrigo. También Nelet se hace su amigo y confidente y le confiesa su amor por Marcela, en lo cual se ofrece a ayudarle don Beltrán con su sabiduría en estos lances, y eso lo estima Nelet y se hace su amigo íntimo, ayudándole y no dejándole en ningún momento. Don Beltrán quiere también así asegurar la cantidad de dinero que precisa. Por lo pronto y por consejo de don Beltrán, Nelet facilita la fuga de Marcela. Nelet le cuenta a aquel visiones sobrenaturales que ha tenido y fantasías que no se sabe bien si son sueños o figuraciones. Nelet, por necesidades de la guerra, ha de dejar solo a don Beltrán, y éste está a punto de ser fusilado, cuando se enteran de que los cristinos han pasado por las armas a otro noble, éste carlista, que tenían preso. Don Beltrán está en capilla dos días, y, al final, Cabrera ordena que lo lleven a su presencia, y, ya allí, le hace que le cuente todas sus relaciones con Rapella. Don Beltrán lo hace sin problemas, lo que le da a Cabrera informaciones valiosas, pero se niega a reconocer a don Carlos como legítimo rey y hace una crítica de los dos bandos y de la guerra, crítica que no desagrada a Cabrera, quien no lo deja libre pero le promete que su vida ya no corre peligro. Siguen sus aventuras, y, cuando encuentra de nuevo a Nelet, éste viene fuera de sí, pues, en el fragor de la batalla y estando herido y sin defensa, ha matado a un joven, que no es otro que Francisco Luco, el hermano de Marcela, la cual ya le había dado a Nelet esperanzas de aceptar casarse con él. Cuando lo cuenta a don Beltrán, éste hace intención de convencerle para que no se lo diga a Marcela, pero Nelet no quiere. Cuando encuentran a la monja, y ésta ya ha decidido el matrimonio con Nelet y darle dinero a don Beltrán, éste no se atreve a contarle quién ha matado a su hermano, al cual ya ha enterrado ella, pero el propio Nelet se lo dice. Marcela le desprecia y Nelet la mata de un tiro y luego se suicida. Don Beltrán queda solo.

Episodio escrito en abril y mayo de 1899, se centra en las aventuras del noble don Beltrán, buena persona, amable y noble de origen y de conducta, que fue un tanto libertino en su juventud y madurez y aún mantiene el espíritu en la ancianidad, aunque su vista flaquea bastante. Buscando dinero para tener una vida un poco más libre y en consonancia con su hidalguía y forma de ser, recorre tierras de Aragón y el Reino de Valencia, en busca de quién se lo puede proporcionar, y así se mete en plena campaña del Maestrazgo, siendo apresado, tomado como rehén y casi fusilado. Pero su espíritu está despierto y se acomoda a todas las penalidades, mostrando gran dominio de sus nervios y gran entereza ante la muerte, que está a punto de llegarle. Se convierte en mentor de Nelet, al que aconseja, en parte por interés, y no puede evitar el final dramático de sus amores como consecuencia de los horrores de la guerra civil, que es pintada con colores trágicos y muy bien en este episodio. Nelet, de apellido Santapáu, es un hombre duro y carne de guerra, que, sin embargo, tiene sentimientos elevados y regular hacienda. Es fiero y la guerra le lleva a la crueldad, que ve por todas partes, y a matar al hermano de su enamorada, lo que conduce luego al desenlace trágico. Recuerda un poco al Pepet, o Tilín, de «Un Voluntario Realista», aunque Nelet es más comedido, si bien el final trágico lo hace asemejarse a aquel. La actuación de la monja Marcela tiene concomitancias con el Quijote y Santa Teresa y, aunque lejanamente, hace recordar a ambos. Hay otros guiños al Quijote en este episodio. Esas correrías que se suceden recuerdan mucho las del noble hidalgo, aunque don Beltrán no tenga nada de don Quijote, ni su figura lo recuerde, en principio. Marcela es una figura poco definida y extraña, que cambia de parecer con facilidad y parece como un ser ido, que persigue algo ideal o profano, pero poco claro. En las figuras históricas, sólo se habla de Cabrera y su ferocidad, y también de su genio guerrero y aciertos bélicos, así como su crueldad tras la muerte de su madre, que se cobra a precio de oro, en sangre, haciendo más inhumana esa guerra sin sentido. Es éste un episodio más flojo, en principio, que los anteriores, aunque no peor escrito. Es menos ameno al relatar demasiados sucesos en lugares diferentes y entrelazar las crueldades más que los acontecimientos de la guerra, con los hechos amorosos de Marcela y Nelet y las aventuras del noble don Beltrán y sus desventuras, que le llevan a echar de menos, muchas veces, su casa aun sin dinero y sujeto a las órdenes de su hija y su nieto. Felizmente salva la vida, pero no puede evitar, cuando ya está libre, el desenlace funesto de la historia amorosa.

 

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