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El Cultural – San Petesburgo

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Días pasados hemos estado en San Petersburgo, alojados en el Grand Hotel Europa, y hemos comido en su restaurante con un aperitivo de caviar Beluga, acompañado de vodka. Richerdios.

Grand Hotel Europa

Belmond Grand Hotel Europe. Nevsky Prospekt. Mikhailovskaya Ulitsa 1/7. 191186 San Petersburgo. Rusia. 186, Rusia. Tfno: 812 900 958 922. www.grandhoteleurope.com

 

El mítico Grand Hotel Europa, obra del arquitecto italiano Carlo Rossi -1830-, abrió sus puertas un martes 28 de enero de 1875. Situado en la famosa avenida de cuatro kilómetros “Perspectiva Nevsky”, fiel testigo de los muchos aconteceres de la ciudad, sus salones acogieron durante décadas a los zares de la Gran Rusia, pasaron por la revolución, la era soviética, los tiempos de Stalin y de Lenin, dos guerras mundiales y una “perestroika”. Si su nombre legítimo responde a Grand Hotel Europa, el apelativo familiar de “Europeyskaya” también le define. El “Europeyskaya” vivió las intrigas de Grigori Rasputín, y los zares le consideraban su lugar predilecto de relajo y diversión. El régimen comunista lo convirtió en “La casa del funcionario soviético” y la “perestroika” lo transformó en un hotel de cinco estrellas. Allí Bernard Shaw se encontró con Máximo Gorki en una cena privada, Elton John actuó en su restaurante, y hasta la Reina Isabel II de Inglaterra alabó la cocina del hotel, especialmente el “Stroganoff” que obedece a la receta original de la baronesa Helena Ludwig Stroganoff. Caruso conoció en el Grand Hotel Europa a la soprano Luisa Tetrazzini a la que alentó en su canto. Y el Grand Hotel fue anfitrión de Monserrat Caballé y de José Carreras y de Plácido Domingo y de otros tantos que disfrutaron del único museo en el mundo según el pintor y escultor chino Yan Swi, que alquila habitaciones a sus visitantes. Esta afirmación del artista asiático se basa en la cantidad de objetos de arte, más de doscientos, con los que el Grand Hotel Europa engalana sus esquinas, pasillos y salones. A pesar de las diversas metamorfosis durante los años en que su ciudad madre cambiaba de nombre según cambiaba de régimen: San Petersburgo, Petrogrado, Leningrado y San Petersburgo una vez más, el Grand Hotel Europa siempre mantuvo su imponente escalinata por la que tantas celebridades subieron, y sus objetos de arte, y ese glamour que le hizo entrar en la colección de hoteles de Belmond en el año 2005, fecha en que celebró por todo lo alto su 130 aniversario. Está considerado como un tesoro arquitectónico por su impresionante fachada y sus interiores finamente decorados. Se ubica muy cerca de la Plaza de las Artes y tiene fuertes asociaciones con el mundo del teatro, la música y la danza. Fundado hace más de 140 años, es todo un emblema del lujo en una urbe ya de por sí increíblemente sofisticada, y es considerado el mejor hotel de la ciudad. Una estancia en este lugar le trasladará directamente al corazón de Rusia, especialmente durante los días blancos de invierno, cuando la nieve inunda el exterior y una cálida bienvenida le espera dentro. El hotel cuenta con lujosas tiendas, spa, gimnasio, salón de belleza, restaurantes de primera y un precioso bar dedicado íntegramente al champagne y al caviar. También dispone de una famosa pastelería en la que se pueden adquirir los preciados y exquisitos chocolates del Belmond Grand Hotel Europe, elaborados en el propio establecimiento con una original mezcla de un cacao en grano muy exclusivo. En las suites de este fastuoso hotel se aúnan con perfección y buen gusto el lujo y la historia. En sus sofisticadas habitaciones se han alojado el escritor Fiódor Dostoyevski, el compositor Piotr Ilich Tchaikovski, el tenor Luciano Pavarotti y miembros de la familia imperial Romanov, entre otras personalidades ilustres. Su majestuosa suite presidencial —la más grande de la ciudad— ocupa un precioso rincón del hotel y dispone de comedor personal para ocho personas, gimnasio, sauna, un salón bar, una biblioteca y una sala de música con un piano de cola. El Belmond Grand Hotel Europe también tiene habitaciones muy especiales, como la dedicada a Carl Fabergé, orfebre de la familia imperial rusa, hoy reconocido como uno de los más grandes joyeros de todos los tiempos. Esta suite está tapizada en tonos rosa, lila y oro que evocan las piedras preciosas y los metales usados en sus piezas. También destaca la suite Mariinsky, con su ambiente maravillosamente teatral y cosmopolita. Está decorada en los tonos azul claro que distinguen el interior del famoso teatro Mariinsky.

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Restaurante del Grand Hotel Europa

Dirección: Mikhailovskaya Ulitsa, 1/7, Sankt-Peterburg, Rusia, 191186. Horario: Abre a las 13:00.

Reservas: smartreserve.ru. Teléfono7 812 329-66-30

A la hora de satisfacer los gustos gastronómicos más selectos, el hotel cuenta con su fabuloso restaurante L’Europe, un centro culinario de elegancia atemporal que sirve alta cocina en un entorno exquisito. L’Europe ofrece a los comensales la posibilidad de sentirse transportados a una época de gran lujo, rozando una decadencia indulgente gracias a su expresiva decoración art nouveau. Caviar Beluga, ostras y blinis, la mejor carne y los más selectos pescados son algunas de sus propuestas, que vienen gratamente acompañadas por música en vivo. El viernes se celebra en L’Europe la noche de Tchaikovsky, en la que se puede disfrutar de un vistoso espectáculo de ballet. Los sábados están dedicados al jazz, y los domingos se reservan para un delicioso jazz brunch.

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Caviar Beluga

Tradicionalmente, el mejor caviar es el del esturión que se pesca en el mar Caspio en AzerbaiyánIrán y Rusia. Los mayores precios se pagan por el caviar de las variedades beluga, osetrá y sevruga (el caviar de beluga se refiere al esturión beluga y no a la beluga, una variedad de cetáceo que no tiene nada que ver con el caviar). Los persas fueron el primer pueblo que consumió caviar de manera regular. Con anterioridad sólo se consumía la carne del esturión, y no sus huevas. Los persas tenían la creencia de que el caviar potenciaba la fuerza y resistencia física. Los romanos incluso llegaron a atribuir al caviar cualidades curativas. Existe una mención al consumo del caviar en el Quijote de Miguel de Cervantes. En el capítulo LIV se lee: “Tendiéronse en el suelo, y, haciendo manteles de las yerbas, pusieron sobre ellas pan, sal, cuchillos, nueces, rajas de queso, huesos mondos de jamón, que si no se dejaban mascar, no defendían el ser chupados. Pusieron asimismo un manjar negro que dicen que se llama caviar y es hecho de huevos de pescados, gran despertador de la colambre”. Durante la Edad Media, en Rusia, el consumo de caviar era algo propio de las clases más altas, quienes consumían caviar como sustitutivo de la carne en los días de abstinencia y ayuno. Es famosa asimismo la anécdota ocurrida en la recepción ofrecida por Luis XV de Francia al embajador del zar Pedro el Grande. El embajador le brindó a su anfitrión como presente una caja de caviar. Ante la sorpresa de todos, Luis XV lo escupió. Es irónico pensar cómo durante el siglo XIX el caviar fue al mismo tiempo un alimento habitual entre las mesas más selectas de la aristocracia rusa, y un alimento propio “de pobres” en EE.UU. Mientras los zares ofrecían caviar a sus comensales más distinguidos, en Estados Unidos, primer productor entonces del mundo por sus inmensas capturas en el río Delaware, era consumido por las clases populares debido a su bajo costo. El caviar se convirtió en un elemento de distinción y buen gusto en las mesas pudientes de Occidente tras la Revolución rusa de 1917. Ello se debió a la emigración de gran parte de la aristocracia rusa al París de los alegres «años veinte«. Pieza fundamental fueron los hermanos Petrossián, quienes llegaron a un acuerdo con el Gobierno ruso para conseguir en exclusiva los derechos de exportación del caviar ruso. Los hermanos Petrossián lo dieron a conocer en la Exposición Universal de París de 1925 (tuvieron la precaución de colocar múltiples escupideras en previsión de rechazo). Pero fue el multimillonario Charles Ritz, hijo de César Ritz, quien consolidó el consumo del caviar entre la alta sociedad, al incluir caviar entre los platos preferidos elaborados por los gourmet de sus prestigiosos hoteles.

Para presentar el caviar se ha de servir en un recipiente hondo de cristal. Se coloca este en otro recipiente lleno hasta la mitad de nieve (hielo partido). El caviar se adorna con berros y se sirve enviando a la vez en un plato aparte rebanadas de pan inglés (mejor aún que el pan moreno) untadas con mantequilla ligeramente salada, trozos de limón y cebollino finamente picado.

 

Vodka

El nombre vodka es un diminutivo de la palabra eslava voda (agua), que significaría por tanto agüita. Se descompone en la raíz vód- [agua] + -k- (sufijo diminutivo) + -a (sufijo que indica género femenino).​ Sin embargo, aunque en español la terminación -a también corresponde por lo general a sustantivos femeninos, al contrario que en las lenguas eslavas, vodka se utiliza principalmente con género masculino. El primer registro del que se tiene constancia de la palabra vodka data del Akta Grodzkie de 1405. ​Los documentos de la corte del Palatinado de Sandomierz en Polonia. En aquella época, la palabra wódka se refería a medicamentos y cosméticos, mientras que la bebida se denominaba gorzałka (del polaco antiguo gorzeć, «quemar»), a su vez el origen de la horilka (горілка) ucraniana. La palabra vodka escrita en cirílico apareció por primera vez en 1533, en referencia a una bebida medicinal importada de Rusia a Polonia por mercaderes del Rus de Kiev. En los países del este, “vodka” sirve para designar cualquier bebida de alta graduación. A este respecto, hay que tener en cuenta, como sucede con frecuencia con las palabras extranjeras utilizadas fuera del contexto de esa lengua extranjera, que “vodka” significa una realidad distinta en los países del este y en los países de habla castellana, inglesa o francesa. En Rusia, Bielorrusia y Ucrania prefieren el trigo y centeno, aunque se dedican a la fabricación de todas las clases de vodka, sin embargo solo las marcas de vodka de mayor calidad son exportadas a occidente y se destilan con trigo y centeno. Smirnoff, originario de Rusia, aunque actualmente fabricado en Reino Unido, comenzó su andanza en Moscú a mitad del siglo XIX y en 2012 fue el vodka más vendido en el mundo con 25,8 millones de cajas. Se hace con grano. Miskaya Kristall: Este vodka proviene de Bielorrusia, y es la marca líder en este país con 5,5 millones de cajas vendidas en 2012 y solo se comercializa a nivel regional. Se realiza mediante la destilación de trigo y centeno y se filtra utilizando un proceso patentado: por cada litro del alcohol se preparan 6 litros de agua, después se destila y el volumen de agua solo se filtra una vez. Su sabor es suave. Khorytsa: natural de Ucrania, es la marca más popular del país con 7,7 millones de cajas vendidas en 2012. Se elabora con agua de manantiales y trigo tostado, con un sabor suave. Se comercializa en todo el mundo.

 

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