“El lobby del arte en Málaga está vinculado con la política” - El Sol Digital
“El lobby del arte en Málaga está vinculado con la política”José María Camacho, periodista y pintor

“El lobby del arte en Málaga está vinculado con la política”

José María Camacho, periodista y pintor

“La corriente que me ha llenado de vida y la que más me gusta es el impresionismo”

“El periodismo y la pintura tienen un componente parecido en lo que es creación”

Vicente Almenara.-

José María Camacho Domínguez es un veterano periodista malagueño -nació en Cortes de la Frontera- que se ha curtido en las batallas del editor, las querellas, las gargantas profundas y la agenda, entre otras muchas vicisitudes del oficio. Pero hace unos siete años descubrió la pintura, que estaba medio dormida entre tantas ruedas de prensa y llamadas de teléfono, y alternó los pinceles con el ordenador. Ahora dice que no podría vivir sin pintar, en cambio la aventura periodística le ha decepcionado tras la última de las travesías. En el fondo, se busca ofreciéndole a los demás un reportaje o un lienzo de manchas impresionistas. También ha hecho otras cosas, como editar libros, y ahora prepara algo que todavía no desvela pero que adivina a caballo de las letras y los colores.

¿En tu caso, como pintor, qué tiene más fuerza, la predisposición artística o el aprendizaje?

Creo que se nace, aunque una vez dicho esto, el trabajo es fundamental para poder dedicarte a lo que sea. También influye mucho cómo te muevas, el sistema educativo que uno ha tenido, lo que te puede permitir potenciar o no una profesión. En mi caso, al final, en mi desarrollo profesional, pudo más el periodismo que la pintura.

¿Era más apasionante el periodismo de hace cuarenta años?

En los 60 años que tengo te puedo decir que he vivido momentos de mi carrera apasionantes, pero también frustrantes, cuando realmente te das cuenta o encuentras el lado oscuro de cada valle. Podemos hablar de una mayor calidad periodística en el pasado y de un mayor compromiso social en el ámbito periodístico. Actualmente, estoy desencantado con la profesión periodística, sobre todo en el aspecto laboral, hay una alta precariedad.

¿Y en el arte hay hambre?  ¿Vender un cuadro es más difícil que un reportaje?

Sí y no. En el sector periodístico, aunque se pensaba que invertir o poner publicidad, o promocionar tu negocio, era una inversión, hoy en día no es así. La mayoría considera que es un gasto. El arte no es una necesidad, no es un producto de primera necesidad, y hay centenares de galerías que están cerradas. Antes muchas vivían de las Administraciones públicas, como los medios de comunicación, y hoy eso también se ha reducido considerablemente. Para que nazca una galería de arte han cerrado cinco.

¿Si no hubieras tenido necesidad de ganarte el pan te hubieras dedicado a pintar en vez de escribir?

La pintura para mí ha sido y sigue siendo una terapia personal. Después de dedicarme 24 años al periódico ABC, se rompieron las relaciones y paralelamente a encontrar otro nuevo trabajo tuve que desarrollar otra actividad. En esa época pinté bastante. Mi siguiente trabajo en el mundo periodístico llegó al poco tiempo en El Economista. Pero en esa fase, la pintura fue una terapia personal en la que pensaba que me podía mover con mucha soltura. Y así ha sido. He pasado horas y horas delante de un lienzo. Pintando de noche, de día. A cualquier hora.

¿Entonces, le debes al periodismo que te haya atrapado la pintura?

Por supuesto, y además se lo agradezco muchísimo. Me ha abierto las puertas de una actividad que tenía dormida y que se ha despertado de una forma muy virulenta. Tan virulenta que ya no puedo vivir sin pintar.

¿Quizá te conoces mejor a través de la pintura que del periodismo?

Es probable. Porque el periodismo y la pintura tienen un componente parecido en lo que es creación. En el periodismo te encuentras un folio en blanco, y en la pintura te encuentras también un lienzo en blanco. En ambos casos, tienes que hacerlo.  Ambas actividades son muy creativas. En el periodismo, la creación literaria y el estilo periodístico, entre otros, son componentes muy importantes. Lo mismo ocurre con el arte, ya que hay que saber combinar colores, composición, etc.

¿Y siempre que llegas al lienzo en blanco tienes una idea, o la idea va surgiendo poco a poco?

No, en mi caso, siempre llevo una idea preconcebida.

¿Es una foto, un dibujo, un apunte al natural?

Hay un poco de todo. Hasta ahora casi siempre ha sido un componente fotográfico. Cosas que yo he grabado en mi retina o bien he ido a una zona geográfica, que me ha gustado, le he echado la foto y después la he reinterpretado. Nunca he hecho un cuadro realista, siempre la corriente que me ha llenado de vida y la que más me gusta es el impresionismo. Ese colorido, esa naturaleza, el reflejar todo eso. Reinterpretarlo. Aunque para aprender he tenido que copiar a los grandes maestros. Se aprende mucho copiando a los grandes pintores. He copiado obras de Velázquez, de Renoir, de Matisse, de Sisley… El abanico de pintores a los que he copiado para aprender las técnicas ha sido enorme. Infinito.

¿Siempre el arte que tiene que ver con la realidad?

Con el surrealismo no he llegado a ese punto porque tampoco me cautiva. Es verdad que me gustaría ser más atrevido y más creativo en mi pintura. Pero, bueno, yo creo que es un proceso que llegará poco a poco. Y, naturalmente, me lo demandará el tiempo, pero de momento, estoy centrado en una técnica muy parecida al impresionismo.

¿Cómo es el parto de un cuadro?

Normalmente, suelo tener una idea a través de una fotografía o un dibujo y empiezo a desarrollarla directamente. No soy de los que hacen primero un boceto. Intento ir casi directamente a la obra. Hago unos grandes trazos para tener una idea global del dibujo y empiezo luego con los colores. Con el óleo.

¿Un cuadro puede superar la realidad?

Sin duda, yo lo he vivido. Personalmente, hay fotografías que me dicen muchísimo menos que un cuadro. El cuadro para mí, una vez que termino de hacerlo, lo comparo con la fotografía y personalmente me inclino mucho más por la pintura. Reconozco que cuando realmente me siento satisfecho es mucho más gratificante que verlo en una fotografía.

¿Y has dado a la luz cuadros malos?

También. Llevo siete años pintando, y confieso que muchos de mis cuadros originales ya no existen, incluso algunos los he destruido.  Pienso que también cuando uno no está satisfecho del todo, es mejor pasar página. Yo estoy ahora en la fase de perfeccionar mucho más el cuadro. En otros momentos no ha sido así. Al principio, cuando hacía un cuadro no lo remataba, consideraba que podía estar terminado, pero no lo estaba en algunos casos.

¿Qué haces para rematarlo?

Pues lo que hago es encontrar esa perfección que antes no la tenía, pero como continuamente estoy aprendiendo, cada vez me es más fácil ver los defectos. A veces, emocionalmente, te parece todo aceptable, pero realmente no lo es, porque no miras el cuadro como tienes que mirarlo.

Nunca se terminará de aprender a la hora de pintar.

Pienso que es fundamental adquirir cierta técnica. Así, el trabajo final sale con mayores aciertos. Cuanto más preparado esté uno, mucho mejor saldrá el cuadro.

Estudias con una profesora.

Sí, yo empecé con una pintora rusa hace ahora unos siete años, un amigo pintor me habló de ella, de Svetlana Kalachnik. Entonces, empecé a recibir clases. Su estilo no tiene nada que ver con el mío. Ella tiene una técnica distinta. Empezó desde pequeñita y siempre se ha estado formando. Tiene una técnica de sobresaliente. Es verdad que ella siempre ha elegido un tipo de pintura muy innovador y atrevido. Me ha ido dando lo que yo le he ido demandando, y en ese cambio todavía me encuentro.

Ella pinta en general figuras humanas donde muestra mucha alegría de vivir.

Sí, ese es su estilo.

¿Y tus cuadros, qué dicen de ti?

Si, se puede saber de mi por mis cuadros. También es verdad que influye mucho el estado de ánimo. Ha habido etapas en la que he hecho un cuadro y, evidentemente, han salido tonos grises, cremas, ocres. Porque te salen en ese momento. Depende de cómo uno esté. A veces hay una explosión de colores grandes, otras veces es distinto.

También hay épocas más fructíferas.

Es verdad que elijo un año o año y medio para hacer una exposición. Con unas 15 obras. Más o menos a una por mes. Porque no estoy dedicado completamente a esto.

¿Te da igual pintar de noche que de día?

Sí. En ambos casos me gusta y, en general, son pocos los momentos que pinto en vivo. Es decir, me gusta más pintar en el estudio de mi casa, en mi terraza o bien en el estudio de mi profesora.

¿Y ella qué piensa de ti?

Bueno, piensa que ya he adquirido una técnica propia, que es la que muestro en mis pinturas. Es la que ella intenta, más o menos, que continúe perfeccionando.

¿Cuantas horas vas a la semana?

Depende del trabajo periodístico. Si tengo una actividad periodística alta, le dedico poco tiempo. Por ejemplo, todo el periodo que he estado trabajando en Viva Málaga no me ha permitido dedicarme prácticamente nada a la pintura. Tan sólo tenía libre los sábados. Sin embargo, en otras etapas anteriores en las que he podido compaginarlo más, podía dedicarle perfectamente unas 6 u 8 horas a la semana. Entonces, claro, la producción era mayor que la que he podido hacer hasta este momento. Ahora, como he dejado de trabajar para Viva Málaga, he vuelto a coger con pasión la pintura.

¿La mayor parte de tu obra son paisajes, naturaleza, por qué?

Al principio, es lo que he comentado, cuando empecé a pintar tenía una necesidad. No sabría explicar por qué, pero me dediqué en mis inicios a pintar figuras humanas. Mi idea inicial era hacer una exposición de retratos femeninos. Quería un homenaje en el Día Internacional de la Mujer, y me dediqué a prepararlo. Hice del orden de unos 20 o 25 retratos pequeños. Pinté a mi hija, hijas de amigos, pinté personas mayores de distintas razas… Sin embargo, no pudo salir esta muestra para dicho día y entonces combiné estas pinturas con otros retratos de otro corte. Esa fue la primera etapa en la que copié a los grandes autores que antes he comentado para mejorar mi técnica. También a Revello de Toro y a Antonio López. Igualmente, encontré mi pasión en paisajes de distintas épocas del año, he reflejado la provincia de Málaga desde Antequera, Málaga, Marbella, Ronda, Málaga capital…

¿Mañana podrías vivir del arte?

No. El mundo del negocio de la pintura tiene también su crisis y está muy complicado. No viven ni tan siquiera los grandes pintores consagrados. Son muchas las dificultades. Realmente, tienen que vender sus propios cuadros en persona. Yo necesitaría quizá unos años más para poder decir que podría ser capaz de hacerlo.

¿Cada día necesitas más para vivir?

Siempre se necesita menos para vivir. En estos momentos tengo distintos proyectos en la cabeza para el 2017. Me gustaría iniciar alguno y ponerlo en marcha. Es verdad que el periodismo sufre una crisis muy importante, pero quizá entre las ideas que puedo poner en marcha podría estar hacer una mezcla entre literatura, arte y periodismo. Es una idea que todavía no la tengo concretada.

Y el mundo de las galerías, del mercado del arte, las subastas…

No es fácil vivir del arte. También se está reinventando. Málaga es verdad que está adquiriendo un protagonismo internacional con la apertura de museos, como recientemente la del Museo Provincial de Málaga. También ha habido en los últimos años un boom con el CAC, el Museo Thyssen, el Museo Picasso… Pero existen dos miradas. La mirada de una imagen de mucho protagonismo, de mucha cultura, pero después hay una mirada que es mucho más dura. La gente pasa verdaderas calamidades para vivir. Además, parece ser que en Málaga siempre ha existido un pequeño gueto cultural difícil de asaltar. Entonces, bueno, es verdad que sí hay gente que quiere meterse, vivir ese protagonismo, pero el lobby del arte en Málaga está vinculado con la política, no con el arte. Se extorsionan todos los intentos que pueden existir para abrir realmente la puerta.

¿Y por qué, ellos se consideran los cancerberos de las quintas esencias?

Evidentemente, sí. Eso es cierto. Los ha elegido la clase política, tanto de izquierda como de derecha. Las escuelas profesionales ya no tienen tanta fuerza como tenían antes. Solo los colegios de abogados y médicos son los colectivos que están sufriendo menos la crisis en el ámbito del arte.

¿Quiénes son los gurús que imparten doctrina acerca de cuál es el arte bueno o arte malo en Málaga?

Hablar de gurús para mí es darles una relevancia. Existen una serie de personajes en la ciudad vinculados con el CAC, el Museo Thyssen y otras instituciones en las que realmente, unos por méritos propios y otros por méritos políticos, son los que realmente reparten el bacalao. Evidentemente, hay algunos que son más serios y tienen mayor rigor en su trabajo, y otros dejan mucho que desear, y quizá sería cuestionable su trabajo profesional.

Uno de los últimos cuadros de Camacho

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