El historiador Gaizka Fernández Soldevilla el pasado 12 de junio fue entrevistado en El Mundo por Jorge del Palacio. Entre otros análisis muy acertados, este: “ETA, que es culpable de 853 asesinatos y 2.632 heridos, puso sus primeras bombas en 1959 y no se detuvo hasta 2011. Las movilizaciones contra el terrorismo sirvieron para ir presionando al nacionalismo radical, pero a la banda la derrotó el CNI, la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Audiencia Nacional. Los datos están ahí. Desde 2000 hasta 2011 fueron arrestados 1.415 presuntos miembros o colaboradores de ETA. Además, entre 1999 y 2011 las FCSE le incautaron 1.545 armas de fuego, 811 granadas y 23.881 kilogramos de explosivo. Ése fue el auténtico desarme. Su debilidad se combinó con la Ley de Partidos, que dejó fuera de las instituciones al brazo político de la banda. La izquierda abertzale empezó a ver a ETA como un obstáculo y a cuestionar su continuidad. Los terroristas intentaron paralizar el debate con un atentado en las Torres Kio en 2010, pero fue frustrado por la Guardia Civil. Ésas son las circunstancias que en octubre de 2011 llevaron a ETA a anunciar el «cese definitivo», un eufemismo para evitar la palabra tabú: derrota”.