Cayetana Álvarez de Toledo acaba de publicar un magnífico, y necesario, libro, Políticamente indeseable, en Ediciones B. La autora ha declarado que en la elección del Tribunal Constitucional “yo voté en blanco. Y añado a eso que me parece un auténtico escándalo que el Congreso establezca un voto telemático en este momento de la pandemia. Yo creo que eso se hizo para limitar y restringir la libertad y el secreto de voto de los diputados”. Un atropello, vamos.
Cayetana le escuchó a decir a Casado, según confesó en El Mundo el 14 de noviembre pasado, que “reconozco que yo le he entregado todo el poder a Teodoro”, el secretario general del partido. Y sobre este, “se me invitó a una tertulia en televisión a la que acudí y pocos días después el propio Egea llamó a la persona que conduce ese programa para preguntarle que cómo es posible que me invitaran a mí. Son métodos grotescos”.
Suba a este Paraíso, doña Cayetana, por su valentía en la defensa de la libertad frente a tantos enemigos fuera y dentro de casa.