Felicidades, Majestad. Acaba de cumplir usted 48 años y desde el 14 de junio de 2014 ostenta la Jefatura del Estado tras la abdicación de su padre, Juan Carlos I. No llega a dos años de reinado y ya se habrá dado cuenta de qué clase de país es este si es que antes no lo sabía, que es seguro que sí porque su cercanía a los asuntos de Estado le ha permitido tener una visión de conjunto muy útil, aunque tampoco es difícil saber qué es España por su dilatada historia, llena de glorias y de sombras como las que hoy caen sobre nosotros.
Su padre vivió la noche del golpe del 23-F pero estos días en los que usted recibe a los representantes de los partidos políticos para alcanzar la investidura de un presidente de Gobierno me atrevo a pensar que son más difíciles que aquellas aciagas horas ya sumidas en el recuerdo. Ahora pueden llegar a gobernar los enemigos de la democracia que, aliados con los independentistas catalanes y con la benevolencia de uno de los dos grandes partidos españoles, y la estulticia del otro, terminarían de darle una suerte de estoque a esta España perpleja. Le deseo mucha inteligencia, Señor, en sus próximos pasos porque tanto usted como todos nosotros nos jugamos tanto que es difícil recordar cuándo nos lo jugamos todo como ahora. Felicidades, Majestad.