Frente a independentistas y podemitas antisistema -unos incursos en la más flagrante ilegalidad tras el 3 por ciento e instalados ahora en el secesionismo, y los otros, también poco afectos a la democracia y la Constitución-, el Rey, Felipe VI, se dirigió a los españoles la pasada Nochebuena con un discurso moderado y de aliento a los ciudadanos para superar los problemas económicos, a la vez que elogiaba la solidaridad y el sano orgullo de sentirnos españoles, y pedía un pacto de Estado en materia educativa, entre otros mensajes. Pero fueron más comprometidas sus palabras al calificar de inadmisibles las conductas que ignoran los derechos que comparten todos los españoles, y el ser dueños de la soberanía nacional es el primero de ellos. La llamada al diálogo y al consenso fueron otras de sus solicitudes claves en un momento de falta de mayoría parlamentaria del partido en el Gobierno. La oportunidad de sus palabras llevan a SM a este Paraíso sin purgatorio alguno.