El pasado 23 de julio el PP de Ceuta se abstenía en la Asamblea de la ciudad autónoma permitiendo que los partidos de la oposición declararan persona non grata a Santiago Abascal. La reacción de Vox no se hizo esperar: el PP no puede jugar a pedirle sus votos -en Andalucía o Madrid, por ejemplo- y acto seguido demonizarle, o una política u otra. Por su parte, el PP encomendó a Andrea Levy que amonestara levemente al PP de Ceuta, aunque con la boca pequeña.

El PP, errático en su política, siente un irresistible impulso por aislar a Vox, sin recordar que eso mismo es lo que vienen haciendo con él las izquierdas y todo el que quiere sumarse desde el pacto del Tinell en 2003. Esa política totalitaria y de matones de barrio, la de todos a por él, que se practica todos los días en todas partes, no debería ser nunca la del PP, por mucho que la anunciara Pablo Casado en aquel disparatado discurso contra Abascal cuando la moción de censura de este al Gobierno. El PP necesita y necesitará de Vox.