El reciclaje no es suficiente. Carlos Ramírez Sánchez-Maroto. Doctor en Derecho Ambiental. Revisor experto de la ONU (2020-2022) - El Sol Digital
El reciclaje no es suficiente. Carlos Ramírez Sánchez-Maroto. Doctor en Derecho Ambiental. Revisor experto de la ONU (2020-2022)

El reciclaje no es suficiente. Carlos Ramírez Sánchez-Maroto. Doctor en Derecho Ambiental. Revisor experto de la ONU (2020-2022)

En la actualidad, la media nacional se sitúa en un contenedor por cada 204 habitantes, uno de los mejores datos a nivel europeo. En España existen 230.950 contenedores para el reciclado de envases de vidrio y solo en 2019 Ecovidrio instaló 5.873 iglús nuevos.

El volumen de producción y consumo de envases de plásticos de un solo uso está completamente desorbitado. Es necesario aprobar una norma que obligue a las empresas envasadoras y distribuidoras de recipientes de usar y tirar a cambiar de modelo.

El reciclaje de los envases depositados en los contenedores azules y amarillos, no supone ni de lejos una solución. Ahora el modelo de envase retornable, ese del ‘casco vacío’ popularizado en los 80, y que se emplea con éxito en otros países, desafía la gestión monopolística de Ecoembes.

La liberalización de la gestión de envases amenaza con acabar un modelo que, sencillamente, no funciona, según el informe publicado por Changing Markets.

El modelo mejor a seguir es dar soluciones definitivas como el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR). A través de un SDDR, el ciudadano paga un canon por cada envase de un solo uso, cantidad que se le retorna cuando los devuelve al establecimiento.

En España apenas se recupera el 25 por ciento de los envases plásticos. En Madrid, dos de cada tres envases se recogen en la fracción ‘resto’ o contenedor gris o papeleras, además, en el amarillo apenas cabe el 19 por ciento de los envases que se ponen a la venta.

La tasa de reciclado de residuos de envases de vidrio actual se sitúa en 72,2 por ciento, según el dato oficial elaborado por MITECO correspondiente al año 2017.

La investigación realizada por organizaciones de más de 15 países muestra las prácticas de lobby y greenwashing de las grandes empresas contaminantes.

En 2016 hubo un intento por parte de la Comunidad Valenciana de poner en marcha el sistema de retorno de envases, pero “las presiones ejercidas por Ecoembes lo impidieron”.

Por ejemplo, Portugal, trabaja desde hace más de un año para estrenar un Sistema de Depósito a partir de 2022 y ya ha puesto en marcha, a pesar de la pandemia, pruebas piloto en más de una veintena de supermercados de todo el país para fomentar la devolución de botellas de plástico al comercio.

En los últimos tres años, 14 países y regiones del mundo han legislado a favor de devolver las latas y las botellas a la tienda para acabar con su abandono masivo en el entorno y conseguir reutilizar y reciclar más del 90 por ciento de estos envases.

Compramos bebidas, no envases, y los ciudadanos deben tener el derecho de devolvérselos al comercio para que los puedan reutilizar o convertir en nuevas latas, botellas y bricks.

El reciclaje de envases no es circular. Los problemas del reciclaje parten de los propios objetos, porque sólo se reciclan envases, nada de vasos, cubiertos o pajitas de plástico. No se trata de que el consumidor recicle más o menos, hay muchas cosas que no son reciclables, como recipientes de monodosis o yogures.

La mezcla de materiales es otro problema, por ejemplo, un brick está compuesto de aluminio, plástico y cartón, que no se pueden separar de forma mecánica, y en este caso, el plástico, no se llega a reciclar.

El vidrio de los envases es monomaterial y el papel cartón también, gran parte de ese material reciclado, se usa como fibra textil y para objetos, es decir un infrarreciclaje a partir de material de baja calidad que, en ningún caso, cumple una circularidad de los envases.

El residuo menos contaminante es el que no se produce. La solución requiere un cambio de sistema que apueste por la reutilización.

El sistema actual evidencia que es muy difícil que los envases se vuelvan a convertir en envases para bebidas. El futuro pasa por el concepto de rellenable y reutilizable.

El plástico se amontona en plantas con enormes dificultades para cribarlo y reconvertirlo o se acumula abandonado en plena naturaleza. Muchas toneladas de basura se envían a otros países, como Malasia, donde no se asegura que se recicle y acabe en vertederos e  incineradoras, y todo porque no somos capaces de gestionar ni siquiera la basura que generamos.

Un estudio publicado en Science demuestra cómo los microplásticos que inundan mares y océanos se están desplazando a través de las nubes hasta el punto que las mediciones hechas en varios parques nacionales estadounidenses demuestran que cada año ‘llueven’ más de 1.000 toneladas de esos microplásticos. O lo que es lo mismo, entre 12 y 30 millones de botellas de plástico fragmentadas cayendo del cielo durante un año.

Una de las claves para alcanzar resultados de reciclaje positivos es el esfuerzo desarrollado en materia de sensibilización y educación ambiental en colaboración con las diferentes administraciones locales.

En el año 2019 el reciclaje de envases de vidrio en Andalucía ha logrado evitar 75.770 toneladas de CO2, la extracción de 156.770 toneladas de materias primas, y ahorrar 93.303 MwH de energía suficiente equivalente al consumo energético de todos los hospitales de Andalucía durante dos meses.

La colaboración ciudadana es clave para activar la cadena de reciclado. El incremento en las cifras de reciclaje de envases de vidrio en 2019 se debe al buen comportamiento de las capitales de provincia que han experimentado crecimientos extraordinarios y la colaboración de las entidades y locales y administraciones públicas para mejorar los niveles de recogida selectiva de envases de vidrio. En este sentido, cabe destacar la apuesta de más de 20 ayuntamientos para garantizar el cumplimiento de las ordenanzas municipales que recogen la obligatoriedad de separar los residuos de envases de vidrio en origen para los grandes generadores.

El anteproyecto de Ley de Economía Circular de Andalucía, en fase de aprobación, regulará determinadas materias que busca favorecer el desarrollo económico sostenible mediante la implantación del modelo de economía circular en torno al cual se desarrolle un nuevo tejido empresarial, que diseñe, desarrolle y aplique soluciones innovadoras en los procesos productivos en general y en la gestión de los residuos en particular.

Los objetivos se centran, además, en preservar el medioambiente, optimizando el uso de los recursos naturales, minimizando la producción de residuos, aumentar la resiliencia y competitividad de la economía, contribuir a optimizar los ciclos productivos y la simbiosis industrial, facilitando el aprovechamiento de todos los flujos de sus ciclos de producción y consumo, de manera que éstos puedan ser reintroducidos en el mismo u otros.

Se busca contribuir al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. El desarrollo y la innovación a lo largo del ciclo de vida de los productos, desde el ecodiseño hasta la gestión de los residuos para la generación de soluciones innovadoras que permitan disminuir el uso de recursos naturales y materias primas, alargar la durabilidad de los productos, promover la participación y la concienciación ciudadana mediante el fomento de una cultura basada en la corresponsabilidad ambiental, es el camino acertado. Así se irá avanzado en una tarea que es de toda la sociedad andaluza.

 

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