Vicente Almenara.- Francisco de Borja Cardelús Muñoz-Seca (Madrid, 1946) es muy diverso en sus saberes y trabajos. Principalmente escritor, de naturaleza -ha sido galardonado con el Premio Nacional de Medio Ambiente en 2001-, novelas, editor de documentales y conferenciante… Ahora preside la Fundación Civilización Hispánica.
Es nieto del dramaturgo Pedro Muñoz Seca y primo del columnista Alfonso Ussía. Licenciado en Derecho y Económicas, ingresó por oposición en el Cuerpo Técnico de la Administración Civil del Estado, destinado a la Presidencia del Gobierno. Fue vicepresidente del comité MAB (Man and Biosphere) español de la UNESCO, presidente del Patronato de Doñana, presidente del Organismo Autónomo Parques Nacionales, secretario general de Medio Ambiente y miembro del Conejo Superior de Investigaciones Científicas.
Dadas las limitaciones de movilidad por la pandemia, hablamos con Borja Cardelús por teléfono, él desde Madrid, de la Fundación que preside.
¿Cuáles son los objetivos de la Fundación y por qué nació?
Nació para que no se apague la llama de la hispanidad, que está muy atacada por muchos frentes, tanto aquí en España como en Iberoamérica, y recientemente en los Estados Unidos. Realmente, la leyenda negra ha hecho mucho daño a la historia de España, que es una historia esplendorosa, que crea toda una civilización, que es la civilización hispánica, y nos pareció indispensable que a través de la sociedad civil, y por medio de una fundación como la que hemos creado, acometer esta imprescindible labor.
¿Qué personas se reúnen en torno a estas ideas?
Son personajes del mundo de la empresa, del periodismo pero, sobre todo, tienen la vinculación de ser apasionados de la historia de España y de la obra que ha creado, son personajes conocidos en sus propios sectores, porque son gente muy destacada, pero sobre todo, lo que nos une, lo que nos mueve, es la común afición a reivindicar y revivir la obra de España en el Nuevo Mundo, ese es el objetivo y el propósito de todos nosotros.
La leyenda negra, o leyendas negras, tienen siglos de antigüedad. ¿Éstas han abonado el terreno para que ahora se produzca este ataque tan brutal a lo hispánico?
La leyenda negra tiene una antigüedad de 500 años largos, desde que Bartolomé de las Casas escribe un libro lleno de falsedades, que se llama El libro de la destrucción de las Indias, en el que pinta una imagen de España de genocida, rapiñadora y demás, cuando todo eso no es verdad. En España, fueron los virus los que causaron una mortalidad inicial, pero cuando llega España a las Indias hay 13 millones de nativos, y cuando sale hay 16 millones. Gracias a las leyes de Indias esa mortalidad inicial causada por las enfermedades se empezó a recuperar pero, sin embargo, ese libro y esa leyenda caló en los países rivales de España, especialmente Inglaterra, que en ese momento la utilizó para acosar la imagen de España y su sentido colonizador, tan distinto al suyo, porque Inglaterra se limitó a exterminar a los indios y España los protegió. Realmente, hubo tres motivos para alimentar la leyenda negra, que fueron políticos, porque se quería desplazar a España de la hegemonía mundial que había logrado; motivos económicos, para ellos sí estuvo presente la idea de llevar a cabo una verdadera rapiña de América, como hicieron en cuanto España abandonó el territorio; y también motivos religiosos, porque a España no se le perdonó la extensión de la religión católica a América y su lucha contra la reforma protestante. Entonces, esos tres motivos, políticos, económicos y religiosos, han ido alimentando y han sido el caldo de cultivo que ha llegado hasta esta situación en la que muchos españoles y muchísimos hispanos se creen las falsedades de la leyenda negra y tienen un pésimo concepto de esta historia.
Los enemigos de la hispanidad están más o menos identificados, ¿pero quiénes defienden la hispanidad?
Ya he dicho que los motivos económicos y políticos digamos que han pasado a la historia, afortunadamente, pero en cambio los motivos religiosos no, y estuvieron en el embrión de la leyenda negra, y fundamentalmente la masonería y su concepción totalmente anticatólica se dedicó de una manera tenaz a combatir la obra de España y toda su obra cultural y religiosa. Entonces sí están identificados, y últimamente se les han unido, sobre todo en Iberoamérica y en Estados Unidos, hordas de indigenistas de la extrema izquierda nada cultivada, y por desconocimiento atacan una España de la que quieren borrar su nombre, su historia y su labor.
¿Pero quiénes son los amigos de la hispanidad? Porque, como contrapunto a la extrema izquierda, podría pensarse en la derecha, pero dado su carácter vergonzante tampoco se la ve muy activa…
No puede decirse que como la extrema izquierda ataca la obra de España, la derecha la apoye, que puede ser pero, sobre todo, quienes apoyan la labor de España es gente culta, cultivada. La gente que ha leído, la gente que se ha documentado, y hay muchos, muchísimos, en España, en Iberoamérica y en Estados Unidos, y lo que pretendemos a través de la Fundación es, precisamente, crear un tejido de todas esas personas, empresas, círculos, foros, instituciones…, que defienden la verdadera obra de España. Son muchos, pero están o estamos desunidos, y lo que pretendemos a través de la Fundación es hacer un conglomerado, una cohesión hispánica de gente que conoce la verdad y no lo que le han contado durante tantos siglos, las mentiras de la leyenda negra.
¿Y tienen alguna clase de apoyo institucional, bien sea del Ministerio de Asuntos Exteriores, el Instituto Cervantes…?
No, ninguno. Por parte del sector público no hay ningún paraguas protector, y eso es lamentable, porque realmente países como Francia, Holanda, Inglaterra, tienen una historia mucho más vergonzosa, y mucho más vergonzante, que la nuestra, porque creamos solos una civilización de 600 millones de personas, lo que no logró el imperio romano, que no pudo mestizarse, que no pudo crear una sangre mestiza, pues realmente es una labor encomiable y, sin embargo, pues el sector público no lo apoya. Esto es insólito, todos los países europeos, no digamos Estados Unidos, apoyan su historia, la defienden, la reconocen, sea buena o sea mala, la reconocen y la divulgan y la difunden, pero aquí tiene que ser la sociedad civil la que dé ese impulso, porque sino nos vamos a quedar sin historia, y España pasará a los libros y a los análisis históricos como una nación genocida, destructora de culturas, cuando es todo lo contrario. Pero, en definitiva, somos la sociedad civil los que tenemos que hacerlo.
¿Qué actividades se han desarrollado o tienen previsto desarrollar cuando las circunstancias sanitarias lo permitan?
Bueno, la verdad que se nos ha parado mucho todo lo que teníamos pensado, aunque hemos realizado cosas. Un ejemplo es la colección bajo el título de “Los paneles hispánicos”, 30 paneles, divididos en tres áreas, Iberoamérica, los EEUU y el Pacífico, en los que de una manera muy gráfica, en grandes superficies se resume la obra de España, la obra cultural, material, religiosa, alimenticia, geográfica… Esos paneles se han exhibido en el Parlamento Europeo de Estrasburgo, se han exhibido en la Casa de América, en Roma también se han exhibido, y se estaban empezando a exhibir y a divulgar por capitales españolas e Iberoamérica cuando la pandemia cortó esta labor. Y ahora estamos intentando, con las dificultades inherentes a la situación, crear esta red hispánica, una red hispánica que promueva estos objetivos. Tenemos el apoyo, eso sí, de algunas universidades, como la Universidad Francisco de Vitoria, la Universidad Internacional de La Rioja, pero en definitiva es la sociedad civil la que está empujando para que no se apague la llama de la antorcha hispánica, porque sería verdaderamente, no ya lamentable, sino dramático para España y para su imagen.