Vicente Almenara.- El profesor Carlos Pérez Ariza, nacido en Málaga pero emigrado pronto a Venezuela, regresó a nuestra ciudad para dar clases en Ciencias de la Comunicación, después de licenciarse y trabajar en Caracas. Ahora da a la luz un nuevo libro La prensa mancha y letras urgentes del que nos habla en esta entrevista telefónica antes de dar el salto de España a Miami (EEUU), donde quiere residir.
¿Cómo se te ocurrió escribir este libro?
Era en principio una recopilación, un resumen de los artículos publicados en La Opinión de Málaga de los últimos cinco años, donde estuve escribiendo hasta 2019. Después de once años escogí los últimos cinco años e hice una recopilación y elegí los representativos de distintos ítems, como política nacional e internacional, periodismo y medios de comunicación, economía nacional e internacional, sociedad, algo de Málaga, con la misión de que el que lo leyera pudiera tener cierta conexión con la actualidad de hoy, por ejemplo, el artículo Jubilados publicado en febrero de 2018, si lo lees, tiene cierta actualidad, con el hoy. Si lees El coronel Putin, ves quién era y quién es aquel. Cuando en el 2016 publiqué Cuba que viene Obama, que estableció las relaciones con Cuba, hoy en día ves mucha relación, porque las cosas han cambiado, ¿verdad?, primero con Trump pero también con Biden, porque no se sabe si las relaciones se van a restablecer. Pero esto por una parte. Estando en situación de pandemia, también me pregunté que era demasiado pretencioso publicar un libro solo de esto, y entonces pensé hacer dos libros en uno, por eso se titula “La prensa mancha”, una introducción de las primeras 53 páginas del libro dedicadas a explorar y a relacionar la situación de la prensa actual, y no sólo en España, son cosas que hemos dicho en clase y algunos autores de relevancia internacional, como Walter Lippman, y lo que ha dicho García Márquez, premio Nobel, que es periodista, o también lo que ha dicho Marty Baron, que fue director del Wahington Post del 2013 al 2021, ya jubilado. Esas reflexiones más las que uno mismo se hace de la experiencia docente, como el periodismo y democracia, el otro periodismo llamado ciudadano, que interfiere en las redes con el periodismo tradicional, son las que aparecen en el libro. El periodismo que se hace en España y los consejos que le dan los norteamericanos a la prensa para los jóvenes que comienzan en este oficio, esta primera parte, enlaza con la segunda, que es una breve recopilación de artículos de cinco años, como te digo. El libro tiene 375 páginas, editado por Ediciones Algorfa, de Málaga, es una editorial pequeña o mediana, pero muy eficiente y dinámica, apostamos por estar en una editorial local, nuestra, andaluza, y que ha publicado más de doscientos libros de todo tipo de literatura y de ensayo, como éste, además, yo les he dado a ellos también la novela de Andrés de Urbaneta, que se llama Mar de valientes y están muy entusiasmados de lo que han leído y prometen publicarla este verano.
¿Con qué asignatura de las que se cursan en Ciencias de la Comunicación guarda más relación este libro?
Este libro tiene que ver con las asignaturas que entran directamente con la redacción periodística y con la asignatura análisis de la actualidad, que en la Facultad de Málaga se da en el tercer año, Construcción periodística de la realidad, tiene un nombre pomposo de los sociólogos de la comunicación y no es ni más ni menos, como tú bien sabes, creación periodística, con esas dos, fundamentalmente.
¿Das consejos para que los jóvenes periodistas escriban mejor?
Sí, claro, hablo un poco del lenguaje periodístico, en esta primera parte, hablo también de la arquitectura, de cómo se debe escribir, hablo también de la entrevista y el reportaje, esos reyes del periodismo y la democracia. Acuérdate de aquel lema que sacaron las asociaciones de la prensa de España, “sin periodismo no hay democracia”, lo que no hay es libertad, hablo de ello y de la libertad de expresión, la censura previa, la autocensura, la empresa periodística y su crisis, la encrucijada que hay entre la prensa tradicional escrita y las redes sociales, el periodismo digital en general, te recuerdo el dicho de García Márquez, “no hay que decirlo antes, hay que decirlo mejor”, sobre las fuentes, la necesidad de contrastar, y hablo de la verdad. ¿Qué es la verdad?, para el periodismo y para la esfera judicial, que casi nunca coinciden.
¿Los jóvenes periodistas de tu época, cuando estudiabas, eran mejor que los de hoy?
Claro que sí. ¿Sabes por qué?, porque leíamos más. Porque los de ahora no leen, si mis alumnos de segundo y tercero llegan a clase y no han leído los periódicos pues imagínate lo que se puede esperar. Es tremendo, te da que pensar como periodista, recuerdo a García Márquez como antes, que fue periodista antes que Premio Nobel, o llegó al Premio Nobel a través del periodismo, y cuánto hay de periodismo en sus novelas.
¿Y quiénes están hoy más politizados, los jóvenes que están en las facultades o los de tu época?
Los estudiantes de periodismo de mi época éramos unos animales políticos, hablábamos de política, imagínate que hay que hacerles entender el conflicto en Medio Oriente, para eso hay que leer y no solo los periódicos, hay que saber de donde viene todo eso, y qué pasa ahí, y qué conflicto tienen los propios musulmanes, en definitiva, hay que saber historia, en nuestra época esto lo sabíamos, no éramos unos expertos, pero leíamos más. Yo les digo a mis alumnos ¿cómo puedes escribir de algo que no sabes?, es imposible.
¿Y se escribe de una forma distinta?
Sí, ¿sabes por qué?, porque al tener pocas lecturas y menos vocabulario, se repiten mucho, y cosas prohibidas en nuestro idioma español, en el inglés no es así pero aquí sí. Se repiten muchos los términos, en segundo lugar ha influido negativamente en la síntesis idiomática lo que te imponen las redes sociales, esto se refleja en algunas prácticas en la Facultad de periodismo. No puedes escribir como le escribes a tu novio en el whatsapp, tienes que escribir bien para que el lector entienda, en nuestra época éramos más políticos y más formados, en definitiva, éramos mejores periodistas, aunque tampoco éramos perfectos, estábamos empezando, estamos hablando de los principios de los setenta, cuando yo estudié.
¿Cómo será el periodismo dentro de 25 años?
Algo comento en el libro sobre ese tema, si las cosas van como van, con la vertiginosidad del avance digital y, por tanto, todos los periódicos de papel con versiones digitales, más las redes sociales, el llamado periodismo ciudadano, gente común y corriente que escribe, yo le veo mal futuro al papel. Por ejemplo, ¿para qué voy a leer los titulares de El País, o del New York Times, o de cualquier otro si ya lo he visto en las redes sociales la noche anterior, claro, estoy informado sucintamente. Es posible que esa competencia la pierda el papel, a menos que se reconduzca, es decir, puede reconducirse, convertirse en un semanario en vez de ser diario y se hace una edición del fin de semana, por ejemplo, donde se toquen en profundidad los temas de esa semana, que ya yo he leído en titulares, ya sé lo que ha pasado, que hubo un terremoto, eso ya lo sé, pero por qué, donde, cómo, qué pasó, el porvenir de esos sucesos influyen en el futuro, esa es una tarea de investigación que lleva tiempo, me remito otra vez a García Márquez, “no lo digas antes, dilo mejor”, todo ello significa que hay que dedicarle tiempo a la investigación, consultar fuentes y, claro, ¿qué fuentes se consultan en las redes sociales?, ninguna. Ahora no se confirman las cosas y pueden ser mentira. Sucedió con la muerte de Hugo Chavez, que salió una foto, murió Chavez, y no era así.
¿Habrá mañana más libertad de prensa en el mundo?
La libertad de prensa está acorralada en España y en el mundo. Ayer leí un artículo que salió en Facebook de cómo son los entramados económicos y financieros de los grupos de televisión, Antena Tres, con la Sexta, y la Cuatro con Telecinco, y en El País sucede eso, la deuda está intervenida por los bancos y en la mesa general se sientan los representantes de esas financieras, ¿cómo no van a responder a los intereses de esos socios?, imposible. Y por otro lado, la dependencia de la publicidad, la publicidad manda todavía, la libertad de expresión es un derecho de los ciudadanos, pero está en manos de los medios. Luis María Anson decía que los periodistas somos los administradores de la libertad de expresión y si nosotros no la administramos bien, ¿quién va a hacerlo?