Juan Ramón Rallo el 16 de marzo en El Confidencial, entre otras razones apuntaba estas a la inconveniencia de suprimir la difusión de RT y Sputnik, medios prorrusos, en la UE: “Comencemos con las formas: formalmente, la Unión Europea no está en guerra con Rusia, de modo que estamos justificando la adopción de medidas extraordinarias propias de una guerra sin que ni siquiera haya habido una declaración política oficial que les dé amparo. Sería como tomar medidas propias del estado de alarma sin declarar el estado de alarma. Lo anterior es especialmente grave si tenemos en cuenta, además, que la decisión ni siquiera se ha canalizado a través de los tribunales, sino que han sido los políticos quienes, atendiendo meramente a su arbitrio, han decidido clausurar estos dos medios de ‘comunicación’. El precedente formal no puede ser peor: ¿resulta legítimo cerrar un medio de ‘comunicación’ simplemente acusándolo de ser un medio al servicio de potencias extranjeras (o de intereses espurios) en medio de circunstancias denunciadas como extraordinarias? ¿No deberíamos someter a un procedimiento reforzado cualquiera de ambas apelaciones?”