Las muertes de partidarios de los dos grandes bandos de la guerra civil española no cuentan con el mismo trato, dependerá, precisamente, del bando. Como, por ejemplo, Joaquín Amigo, muy cercano a Federico García Lorca. El 27 de agosto de 1936, nueve días después de que se asesinara en Víznar, Granada, por elementos afines a los sublevados a Federico García Lorca, un grupo de milicianos republicanos secuestró y lanzó por el Puente Nuevo de Ronda a Joaquín Amigo, catedrático de Filosofía en el instituto de Lanjarón, amigo íntimo de Lorca e impulsor de la revista Gallo. Ninguno de los dos cuerpos se encontró, una muestra más de ruindad. “Joaquín era el amigo filósofo del 27, el socialcristiano, el que aportaba una ética de la escucha y de la espiritualidad y el que más se había interesado por Freud”, ha explicado la escritora e investigadora Ana Merino. Descansen, los dos, en paz.