Facebook se ha atrevido a retar al gobierno australiano al bloquear informaciones nacionales e internacionales desde su red, que cuenta entre 16 y 18 millones de usuarios diarios en un país de 25 millones de habitantes. Así se oponía a la iniciativa legislativa que obligaría a pagar a las plataformas tecnológicas por difundir esos contenidos.
El primer ministro, Scott Morrison, ha asegurado que su país no se va a dejar intimidar por la red. Han quedado bloqueadas agencias gubernamentales esenciales de avisos de emergencia sobre la covid-19, incendios forestales, inundaciones y ciclones.
Facebook expresó que se trató de un error y comenzó a restaurar las páginas pero se ha entendido como un aviso su decisión, a la vez que la red se mantuvo firme en su rechazo a la ley que propone que las tecnológicas paguen a los editores cuando se publiquen sus artículos, en compensación por el valor que genera la difusión de éstos para las propias plataformas digitales. El proyecto, adoptado la semana pasada por la Cámara Baja, se debate ahora en el Senado.
Facebook, Twitter, Amazon y Youtube, principalmente, han tenido un comportamiento contrario a la libertad de expresión al posicionarse contra Donald Trump en sus denuncias de fraude electoral en los EEUU, suspendiéndole incluso sus cuentas a perpetuidad y desalojando de los servidores (de Amazon) la red Parler que utilizan muchos seguidores del ex presidente. Hasta ahora la censura la ejercían los gobiernos y las instituciones públicas dictatoriales, ahora también estos emporios privados.