Consiste en un aumento de la temperatura corporal debido a una exposición prolongada al sol (insolación) o a altas temperaturas, o por hacer ejercicios en ambientes calurosos.
Normalmente, regulamos la temperatura corporal mediante la sudoración, en las situaciones anteriores el organismo puede verse sobrepasado y se produce un aumento de la temperatura corporal. El golpe de calor se puede producir en el momento o después de varios días de la exposición a altas temperaturas.
¿Quién es más vulnerable? En principio cualquier persona puede sufrir un golpe de calor. Pero presentan especial sensibilidad:
- Bebes, niños y personas mayores (tienen mayor dificultad para regular la temperatura corporal).
- Personas con enfermedades crónicas.
- Personas con la piel quemada por el sol.
- Personas que abusen de alcohol o drogas.
¿Qué síntomas presenta?
Temperatura superior a 39 grados (medida en axila)
Sed intensa y sequedad en la boca
Piel seca
Sensación de calor sofocante
Agotamiento, cansancio y debilidad.
Mareos, desmayo, vértigo.
Calambres musculares, agitación.
Dolores de estómago, náuseas, vómito.
Dolores de cabeza (sensación de latido u opresión).
Estado de confusión, desorientación, delirio o incluso coma o convulsiones.
¿Cómo prevenir su aparición?
- Evitar comidas pesadas.
- Evitar bebidas muy frías o muy calientes.
- Evitar bebidas con cafeína.
- Evitar bebidas con alcohol (aumenta la temperatura corporal y las pérdidas de líquido)
- Evitar actividad física intensa.
- Hidratarse bien.
- Procurar estar en lugares ventilados o con aire acondicionado.
- Vestir con ropa holgada.
¿Qué hacer ante un golpe de calor?
Trasladar a la persona a un sitio fresco y ventilado.
Quitar la ropa y refrescar progresivamente la piel.
Colocar compresas de agua fría en la cabeza, cara, cuello, la nuca y el pecho e ir cambiándolas a medida que se calienten.
Llamar a urgencias.
Dra. Ana María Ríos Sanagustín. Médico del Trabajo. Grupo ANP