Guamar obtiene los primeros frutos con cuatro proyectos con una cuantía que ronda los cuatro millones de euros
JAG
La constructora Guamar está obteniendo los primeros réditos en Perú con la consecución de cuatro adjudicaciones de obra civil en Lima y su área metropolitana. En su conjunto, suman un valor aproximado de 3,6 millones de euros que se reflejarán íntegramente en las cuentas de 2015. No ha sido un camino fácil y han hecho falta dos años desde que la firma malagueña iniciara su internacionalización en el país andino. Para abordar mejor su expansión y adaptarse a la operativa del país, se ha aliado en UTE con una empresa local. Además, acaban de abrir una oficina en Lima desde la que operará su filial ‘Guamar Sucursal del Perú’. El director general de la enseña, Jorge Fradeja López, se mostró satisfecho tras haber obtenido la clasificación para licitar con las “distintas administraciones públicas” proyectos de hasta “200 millones de nuevos soles” (unos 70 millones de euros). Este conjunto de adjudicaciones han propiciado que el cupo internacional aumente hasta el 20 por ciento de su negocio en 2015, una tasa reveladora considerando que partían de cero.
En términos de facturación, han cerrado el último ejercicio (2014) con 11 millones de euros, algo por debajo de la estimación inicial que preveía unos 15 millones. Desde la compañía, lo atribuyen al hecho de que su obra emblemática (la sede española de la multinacional danesa Bestseller) se ejecutará casi íntegramente durante el presente año. Circunstancia que unida al empuje andino, les permitirá repuntar sus ingresos un 30 por ciento hasta los 16 millones de euros.
Los proyectos en Perú
A fecha de hoy, Guamar está desarrollando dos obras para el Gobierno Regional de Lima consistentes en el mantenimiento de varias vías situadas a 200 kilómetros el norte de la capital. Precisamente una de ellas, ofrece la mayor complejidad técnica al “ubicarse en zona de montaña con todos los inconvenientes que ello implica”, afirmó el directivo.
Los otros dos proyectos han sido adjudicados por la Municipalidad Metropolitana de Lima. El primero abordará la reurbanización de varias calles de la capital y el segundo ejecutará la construcción de 32 puestos de auxilio rápido (destinados a las fuerzas de seguridad). Fradeja López destacó su singularidad debido a “la gran deslocalización de los trabajos dentro de la ciudad” y al hecho de que “son proyectos que vamos a diseñar nosotros a partir de las directrices generales” del cliente”.
A juicio del director de obra privada, Borja Codes, “Guamar aporta –en Perú- capacidad financiera, recursos económicos y nivel técnico”. Son prudentes en sus estimaciones de crecimiento y abogan por “una progresión lineal” consecuente “con la realidad del entorno económico”. Por esta razón, descartan abrir otros mercados vecinos ya que su prioridad “por ahora” es “centrar todos los recursos en el país andino”, aseguró a este semanario. Se han presentado a la licitación de dos obras públicas que confían en adjudicarse.
Además de la sede en España de Bestseller, Guamar sigue implicada en el proyecto de la Línea de Alta Velocidad que unirá Antequera y Granada. El pasado marzo, entregó el edificio de la Escuela de Arquitectura de Granada, una de sus obras emblemáticas. Y, entre las nuevas adjudicaciones nacionales, acaba de de ejecutar la obra para corregir un punto negro en la autovía A7 a la altura de Cala de Mijas (Costa del Sol), un nudo viario de intenso tráfico. Está desarrollando también el club deportivo ‘León 13’ en Cerrado Calderón (Málaga).
[box type=»tip» bg=»#» color=»#» border=»#» radius=»1″]Guamar nace en 1986 y es una de las constructoras más conocidas de la provincia. Opera en tres áreas de negocio como son Obra Pública, Obra Privada y Medio Ambiente.[/box]
A nivel privado, están sondeando media docena de proyectos en la Zagaleta, Sotogrande y la zona de Marbella gracias a la efervescencia inmobiliaria de esta zona de la Costa del Sol. Y dentro del segmento alto y medio-alto, muy cercanos al lujo.
El gestor inmobiliario irrumpe en Marbella
La crisis no sólo ha tumbado miles de constructoras en todo el país, sino que ha modificado completamente las reglas del juego del inmobiliario. De las cenizas ha surgido con fuerza la figura del gestor inmobiliario, un nuevo actor que ha asumido las funciones del clásico promotor aunque con notables diferencias. Prospera en territorios muy específicos como es la Costa del Sol. Y más exactamente, en el triángulo virtuoso formado por Marbella, Benahavís y Estepona, donde ha empezado a fluir la inversión extranjera. Para empezar, carece de músculo financiero. “Suele ser alguien bien relacionado que detecta una gran oportunidad y presenta un proyecto inmobiliario a un grupo inversor”, explica Codes. Habitualmente, recurre a un ‘project manager’ que asume la coordinación técnica. Para hacer más operativo el proyecto, se subcontrata casi todo: construcción, diseño arquitectónico, adquisición de suelo, incluso la comercialización de la urbanización. “No es más que la propia evolución del sector inmobiliario”, afirma Codes. Tres factores han propiciado este ‘cambio en la baraja’. Por un lado, la imagen de lujo y bienestar asociada a Marbella y su entorno que sigue seduciendo fuera de nuestras fronteras. En segundo lugar, la dificultad para obtener financiación por medio de las entidades financieras. Por último, la reducción de costes que ofrece el gestor respecto al clásico promotor del ‘boom inmobiliario’. Recordar que éste último, ofrecía todos los servicios bajo el paraguas de una misma empresa lo cual “requería estructuras muy grandes”. Una fórmula que se ha demostrado cara y también desafortunada. El gestor inmobiliario expone mucho menos su propio patrimonio y ofrece lo que todo inversor ambiciona: una oportunidad de negocio para quienes “sólo buscan rentabilidad”.
Los nuevos clientes que tienen acceso a estas nuevas promociones de lujo son, preferentemente, millonarios rusos seguidos por clientes británicos y de países nórdicos.