El pasado 30 de mayo, el periodista Ignacio Cembrero publicó en El Confidencial un reportaje de gran interés acerca de los servicios secretos marroquíes y franceses que ilustra las relaciones entre ambos.
Según el periodista -que fue durante años corresponsal del diario El País en Marruecos-, a partir del 2 de octubre de 2014, desde un perfil anónimo en Twitter (@chris_coleman24) se difundieron distintos documentos secretos que afectaban negativamente a Marruecos como, por ejemplo, mensajes de Omar Hilale, embajador de Marruecos ante la ONU, sobre el Sahara o una carta de recomendación para su hija del ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Salahedin Mezzouar.
Hasta principios de 2015 se dieron a la luz centenares de documentos oficiales de Marruecos, entre ellos algunos de su servicio secreto exterior, la Dirección General de Estudios y Documentación (DGED). El supuesto tuitero, anónimo, por supuesto, se declaraba simpatizante del Frente Polisario, lo que no era más que una cortina de humo. Pero años después se apunta -saber con certeza algo relativo a los servicios de Inteligencia es de por sí problemático- que quien se escondía tras ese hacker es la Dirección General de Seguridad Exterior (DGED), el servicio secreto francés.
Todo empezó el 20 de febrero de 2014 al personarse varios agentes de la policía judicial francesa en la puerta de la residencia del embajador de Marruecos en París, donde se encontraba Abdellatif Hammouchi, el jefe de la Dirección General de Supervisión del Territorio, organismo policial marroquí que también se ocupa de las actividades políticas contrarias al régimen. Hammouchi había sido acusado de torturas por dos marroquíes residentes en territorio galo y también por un saharaui encarcelado. Hammouchi debía declarar ante una jueza francesa, pero se negó y poco después huyó.
Este incidente sirvió para que Marruecos suspendiera la colaboración judicial con París, pese a los vínculos de todo tipo que unen a los dos países. Pero la cosa no quedó ahí sino que también la colaboración antiterrorista quedó en el aire pese a la difícil situación que atravesaba Francia por los repetidos ataques yihadistas.
Tres meses después de que Rabat cortase con París, el 24 de mayo de 2014, Le 360, periódico digital marroquí, desveló el nombre de la jefa en Marruecos de los servicios secretos franceses, la segunda secretaria de la Embajada de Francia, con el grado de teniente coronel, que abandonó rápidamente el país.
El 25 de junio de 2014, Mustafá Adib, un destacado opositor marroquí fue entrevistado por la televisión en árabe France 24 con gran audiencia en el Magreb. Adib es excapitán de las Fuerzas Aéreas marroquíes y denunció la corrupción entre los militares, terminando exiliado en París. Desde entonces, Adib ha acudido con frecuencia ante las cámaras de la cadena pública francesa. Asimismo, poco después el falso perfil de Twitter publicaba correos confidenciales marroquíes, entre otros, el acuerdo verbal de noviembre de 2013 entre el presidente Barack Obama y Mohamed VI, recibido éste en la Casa Blanca. Entre esos documentos, algunos tenían que ver con España.
La esposa del diplomático español Gustavo Arístegui, Nadia Jalfi, intercambió 150 correos, entre 2008 y 2011, con Mourad el Ghoul, jefe de gabinete del director de la DGED, nada más y nada menos.
Ahmed Charai, un empresario de la prensa marroquí, estuvo también en constante contacto durante años con El Ghoul, según los correos publicados. Charai pagaba a importantes periodistas franceses y a un norteamericano. Charai también ha sido condenado por la Audiencia Provincial de Madrid a pagar 90.000 euros por “daños morales” al expresidente del gobierno español José María Aznar y a publicar la sentencia en tres periódicos españoles y tres marroquíes, algo que no ha cumplido. ¿Cuál fue el motivo? “Rachida Dati encinta de Aznar” fue el titular de la portada de L’Observateur du Maroc, un semanario de su propiedad. Al mismo tiempo, la revista Interviú recibió un montón de fotos de Aznar con Dati en París a la salida de un restaurante, tratando de engordar las mentiras de Charai. Años después se supo que el padre de la niña es el empresario francés Dominique Desseigne.
Pero el misterioso tuitero seguía haciendo de las suyas. El 27 de octubre de 2013 dos jóvenes melillenses fueron asesinados a balazos por la Marina Real marroquí y el gobierno alauita prometió en diciembre remitir al español el resultado de sus investigaciones, cosa que no ha hecho. Sin embargo, Gonzalo de Benito, secretario de Estado adjunto del Ministerio de Exteriores, se cruzó el 28 de mayo de 2014, en una conferencia sobre África, con Badreddine Abdelmoummi, el dos de la Embajada de Marruecos en Madrid y… “me indicó que su Gobierno [el de España] se conformaría con cualquier explicación que Marruecos le proporcionase para dar por zanjado este asunto”, escribió Abdelmoummi a sus jefes en Rabat.
El falso perfil fue cerrado varias veces por Twitter a instancias de las autoridades de Marruecos pero, lo que resulta muy fácil, resurgía con otro nombre hasta que desapareció en enero de 2015. A finales de ese mes, Mohamed VI inició unas vacaciones en París y fue recibido por el presidente Francois Hollande, reanudándose las relaciones entre los dos países.