“Hoy no cambio mi vida por nada, he descubierto el mundo de la empresa” - El Sol Digital
“Hoy no cambio mi vida por nada, he descubierto el mundo de la empresa”

“Hoy no cambio mi vida por nada, he descubierto el mundo de la empresa”

Juan José García, empresario malagueño y exportador (I)

Desde pequeño tuve una gran vocación viajera y, afortunadamente, esta motivación personal se ha unido a la experiencia de mi empresa. De pequeño me gustaban mucho las ciencias, pero también me fascinaban los atlas, los mapas, soñaba con viajar por todo el mundo. Después, pasados los años, sigo cumpliendo mi sueño de viajar, pero lo cierto es que estudié Farmacia en Granada y, como todo el mundo, en lo que piensas es en abrir una farmacia. Recuerdo que la botánica me gustaba y fue una asignatura que aprobé casi sin estudiar. También me llamaba mucho la atención la fotografía y me iba al campo a fotografiar plantas. Cuando acabé la carrera comencé a trabajar en Laboratorios Santos Giménez S.L., y poco después, unos seis años, el propietario me dio la oportunidad de comprarle la empresa. Se la compro y ya soy empresario. Así empiezo con Farma Química Sur S.L.

Todo nace fruto de la casualidad. Fue en noviembre de 1991 cuando comienzo a trabajar con él y compro la empresa después. Entonces transformo Laboratorios Santos Jiménez en FarmaQuímica Sur. Sólo tardé tres días en pensar si le compraba la empresa. Si no me la hubiera vendido, él la hubiera cerrado. Entonces es cuando aparece en mi actividad la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) y conozco al presidente y a la secretaria general, quienes me dicen que me dirija a la Caja Rural, porque habían firmado un acuerdo con ellos. Tuve la suerte de que quien me recibió en Caja Rural me dijo que creía en lo que le estaba contando, me pidió unos avales y firmamos. El 2 de julio de 1998 empecé a facturar como FarmaQuímica Sur, por lo que ahora en julio cumplimos 18 años y seremos mayores de edad. Hoy no cambio mi vida por nada, he descubierto el mundo de la empresa y no me imagino dispensando medicamentos detrás de un mostrador. Ya tenía el gusanillo empresarial por los genes de mis antepasados que tenían barcos y comerciaban.

Lo primero que hice en la empresa fue expandirme. Yo tenía espíritu conquistador de mercados, ciudades, sectores nuevos, productos nuevos, y eso es lo que hecho durante estos años. Conforme fui haciendo “musculatura” pensé que yo ¿por qué le tengo que comprar a brokers si éstos compran en Asia?. Entonces me preparé y me dije que iba a dar un saltito, y fui a las ferias europeas, Frankfurt, Milán, París… y empecé a hacer contactos. Naturalmente, yo me pagaba estos viajes. En ese momento es cuando empiezo a abastecerme de proveedores europeos, pero resulta que me encuentro con el mismo problema que tenía con los brokers españoles y veo que la mercancía viene de India y China. Entonces conozco a un amigo, que es una persona muy aventurera y que me dice cuándo me tengo que ir a China. Recuerdo que en esa época sí sabía algo de francés porque lo estudié cuando fui al colegio, pero de inglés no tenía muchos conocimientos. Aún así, no lo dudé, cogí mi maleta y me fui solo. Era el año 2005 y allí descubrí el futuro del comercio internacional. Mi sorpresa fue que casi nadie hablaba inglés. En este tiempo, en España solo funcionaba el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX). Yo buscaba proveedores para abaratar mis costes y entonces lo que pensé es que por qué no puedo hacer yo lo que hacen los chinos, pero a menor escala. Está claro que no puedo competir con los chinos porque te aplastan, pero descubrí que había un nicho que el empresario chino no quería. Era la pequeña y mediana empresa. El chino iba a lo grande, sobre todo en aquella época. Los principios activos que yo buscaba eran naturales o de síntesis y lo que ellos tenían y tienen es una mano de obra barata. En Europa esto es caro, pero las materias primas existen en todo el mundo. Por eso hay que irse a China o India, que es lo que hacen muchas multinacionales farmacéuticas, y además ahora hay una alta garantía sobre la fabricación allí. Por ejemplo, los protocolos de la Good Manufacture Practice.

El año pasado conseguimos la certificación EuGMP, o en castellano normas de correcta fabricación, y se obtuvo a través de la Agencia Española del Medicamento. Antes de comprar a nuestros proveedores, tenemos que hacer una auditoría documental o in situ que se sigue mediante unos protocolos de la Asociación Española de Farmacéuticos de Industria. Una vez aceptados se pide la mercancía, que hay que analizarla según la farmacopea europea de la última edición. Las cosas que yo puedo hacer las hago yo y las que no las envío a la Universidad de Málaga y me hacen el correspondiente proceso analítico. Poco a poco y sembrando mucho, con paciencia, se consiguen buenos resultados.

Deja un comentario

El email no será público.