Desde hace años se viene anunciando en Instagram en el que se ofrecen por 650 euros visados para España, Francia y Holanda. Las mafias de la inmigración clandestina se publicitan en las redes sociales como si fueran agencias de viajes, según revela un informe de la Oficina Europea de Apoyo al Asilo (EASO). Con anuncios llamativos que prometen los mejores precios y llegadas garantizadas, los traficantes ofertan entradas irregulares en Europa por tierra, mar y aire. Con total impunidad, comercializan sus servicios sobre todo en Facebook e Instagram, pero también YouTube, Google+ y Twitter, y luego cierran los tratos a través de Viber, Telegram y WhatsApp.
Según el informe de esta agencia de la UE, todo se puede conseguir en las redes sociales: desde falsos pasaportes españoles hasta contratos de trabajo malteses, guiones con argumentarios para obtener el asilo, rutas en balsas neumáticas entre Libia e Italia por 600 dólares. Otro informe publicado en 2017 por el Centro Europeo de Tráfico de Migrantes de la Europol señala que durante 2016 se detectaron 1.150 perfiles en redes sociales pertenecientes a las mafias que llevan a los inmigrantes hasta Europa. Europol asegura que, para llegar a Europa, el 90 por ciento de los inmigrantes irregulares se ponen en contacto con los traficantes o son transportados por ellos. Italia y Alemania son los destinos más populares con España.
La guerra entre las mafias por el control del tráfico de personas provenientes de África y Asia Occidental se ha hecho algo cotidiano desde hace varios años, lo que se ha denominado “crisis de inmigración en el Mediterráneo”. El fondo del problema y sus posibles soluciones es lo que atormenta a decenas de países europeos que no saben dar con las claves. La lucha contra la inmigración ilegal nunca debió limitarse al Mediterráneo. El mensaje central debe focalizarse más en las soluciones, y no en las “amenazas”, para nuestro país y la UE, sobre las que hay que actuar con urgencia, porque las mafias y los grupos armados yihadistas del Sahel, siguen enriqueciéndose y aumentan su poder territorial y económico. ¿Y qué tienen en común el auge del yihadismo en África Occidental, la migración ilegal de subsaharianos y el desplazamiento de poblaciones de otros países en conflicto?: la desesperanza. Obama reconoció en una entrevista con la cadena Fox en abril de 2016 que su peor error como presidente ha sido “no planear el día después de lo que creo que fue la decisión correcta de intervenir en Libia”. Tras el acuerdo de la Unión Europea con Turquía, que ha frenado el flujo de migrantes en el Mediterráneo Oriental, la ruta central que parte de Egipto y Libia vuelve a ser la más concurrida.
Mauritania, Mali, Níger, Chad y Burkina Faso, que forman el G-5 africano, decidieron en 2014 crear una fuerza conjunta fronteriza de 5.000 efectivos, para lo que cuentan con apoyo internacional liderado por Francia. Los grupos terroristas se sirven de las antiguas diferencias ancestrales o de etnia para sus fines. Mali, sin duda, es en estos momentos el punto más caliente. Allí todos los grupos terroristas están unidos en uno solo que lidera el tuareg Iad Ag Ghalí.
Y en los Estados Unidos, el próximo 6 de noviembre, los estadounidenses acudirán a las urnas para renovar a los miembros de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Trump se ha convertido en el principal factor movilizador de la vida política estadounidense. La cita de las “midterm” suele pasar factura al partido en el poder y su presidente, que acaba el mandato con las manos atadas por el Congreso y obligado a negociar. Aunque un 52 por ciento de los estadounidenses rechaza su gestión, su tasa de aprobación entre los votantes republicanos roza la cifra récord del 90 por ciento. En este contexto, Trump apenas está encontrando oposición interna para convertirlo en un partido a su imagen y semejanza. Los ideólogos conservadores defienden que “el trumpismo sea repudiado”.
El fenómeno de la debacle paulatina de la clase media no favorece a los demócratas ni a republicanos. Hay demasiados casos que se describen como “híper educados pobres”, un ejemplo del hundimiento paulatino del pilar de la idiosincrasia de Estados Unidos y su famoso sueño: la clase media. Desde hace varios años no existe una movilidad ascendente en la escala social, lo que profundiza el proceso de descomposición de las desigualdades económicas, la polarización política o desregulación y el poder de los grupos de presión. Según el Pew Reserach Center, la suma de ricos y pobres (121,3 millones) supera a sus 120,8 millones de la clase media. Así es habitual que un profesor de Historia de un instituto por la tarde-noche ha de conducir para Uber. El 65 por ciento de los americanos subsiste con la preocupación de pagar sus facturas, pues el coste de la vivienda, la sanidad o la educación se han doblado mientras que los salarios se han estancado. El terreno así está abonado al populista demócrata Sanders.
Hay más cosas en mutación en la política estadounidense. Hay un auge de una nueva izquierda femenina. Están la alcaldesa de San Francisco, la candidata a gobernadora del Estado de Georgia, y Alexandria Ocasio-Cortez, militante de los Socialistas Demócratas de América. Los Socialistas Demócratas de América abandonaron la Internacional Socialista (IS) el año pasado ante la supuesta deriva liberal de la IS. Otro regalo para Trump. ¿Qué dicen las encuestas? Aunque los demócratas parten con varios puntos de ventaja, también los republicanos tienen algunos ases con un nivel de desempleo del 3,8 por ciento, salarios en alza, mejores perspectivas para los jóvenes. La situación de la sanidad, la educación o el movimiento #MeToo o por el control de las armas pueden movilizar a los demócratas. Para los republicanos, el principal factor es la inmigración, con el que sigue apelando a sus bases. Donald Trump ya ha advertido que “sin frontera, no hay país” y ha puesto en marcha una “política de tolerancia cero”.
Las autoridades inmigratorias han formado un grupo para identificar a aquellos de los 20 millones de estadounidenses que, aunque no nacieron en el país, se han nacionalizado y hayan mentido en el proceso. Los que hayan dado información errónea o falsa, serán privados de su nacionalización, con lo que corren el riesgo de convertirse en apátridas. La del presidente Trump es una estrategia muy efectiva. Sus declaraciones acaso no sigan una lógica clara. También ha conseguido que nadie se fije en una ley que permitirá a los lugares de culto pedir el voto por candidatos políticos. Ojo a esa noticia por sus efectos.
Y en la Unión Europea, su ausencia de política común hacia los inmigrantes ha provocado una solución con la creación de «plataformas de desembarco» en territorio no europeo para los rescatados en el mar. En la práctica, el pacto no sólo no resuelve el gran problema europeo, sino que suprime el derecho de asilo comunitario. Es imprescindible trabajar más en una verdadera construcción de política migratoria irregular que tenga en cuenta el contexto y las particularidades de cada país afectado, la mayoría sin efectivos militares suficientes y con enormes penurias económicas.
La Unión Europea debe adoptar una estrategia consensuada sobre inmigración legal e ilegal. Los países fronterizos del Mediterráneo que sufren la tragedia de decenas de miles de personas sin hogar, sin formación laboral, y con enfermedades, no pueden seguir siendo la “gran carpa de acogida”, pues el refugio debe estar cerca de los países de salida de esas personas. Las soluciones a gran parte de los problemas citados se basarían en los países en zona de conflicto, y apoyar con la emergencia que requieren los sistemas sanitarios, la marcha de planes de desarrollo integral de educación, iniciativas de autoempleo y la formación profesional, a cambio del apoyo de los gobiernos a las mejoras de sus poblaciones y de lucha contra organizaciones criminales, pues este problema no tiene fecha de caducidad.
Es un gran reto para una Unión Europea inexperta en tareas humanitarias en sus fronteras, y que ya ocasiona una distorsión grave en los resultados electorales en varios países, hacía la extrema derecha y los populismos, por la magnitud del problema y la escasa integración de decenas de miles ciudadanos musulmanes radicales. En este sentido, la Iglesia católica realiza un papel de acogida y de integración social impagable, como obras de misericordia y caridad, a la que se debe.