Álvaro Simón de Blas. Director de BIC Euronova CEEI de Málaga y presidente de ANCES
La transformación habida en la última década respecto a los conceptos relacionados con la innovación en la empresa ha sido vertiginosa. En el mundo de la innovación, los conceptos conocidos de technology push y demand pull, es decir las innovaciones partiendo del empuje de la tecnología o por tirón de la demanda que identifica un servicio o un producto necesario pero todavía inexistente en el mercado y por tanto no ofertado, han pasado a un segundo término. Pero primero tenemos que definir lo que entendemos por innovar. Acaso estamos hablando de un sesudo proceso de investigación-desarrollo-prototipado y test de mercado. No, ya no podemos hablar de este simple proceso lineal donde todo sigue un procedimiento establecido.
Tenemos que hablar de un nuevo paradigma. Según la Fundación Bankinter para la innovación, ésta se define como “Innovación son ideas originales que generan valor, social o económico, de forma sostenible”. Por lo tanto, hablamos de generar valor, ¿para quién?, ¿dónde?
La generación de valor es el objetivo último de cualquier organización empresarial, generación de valor que implica a todos los estamentos de la organización empezando por sus componentes, empleados, accionistas y stakeholders. ¿Dónde? Fuera o dentro de la propia empresa.
El concepto de innovación abierta fue introducido por primera vez por el Dr. Henry Chesbrough en 2003 en su libro “Open innovation: The New Imperative for Creating and Profiting from Technology” (Fuente: Harvard Business Press, 2003). Su propuesta era que las empresas deben buscar la innovación, no solamente dentro de sus propios departamentos de investigación y desarrollo, sino también fuera de los mismos a través de actores externos.
Este concepto ha ido evolucionando y tras ganar terreno, cómo no, en un país abierto a las innovaciones como EE.UU., se ha ido implantado en Europa empezando por los países nórdicos. En 2016, tuve el privilegio de visitar el BIC de Lund, en Suecia. BIC es el acrónimo de Business Innovation Centre que son incubadoras de empresas innovadoras siguiendo el modelo diseñado y acreditado por la Unión Europea. Lund no es Estocolmo, ni tan siquiera Gotemburgo, pero es una ciudad eminentemente académica, con una base de conocimiento universitario muy fuerte en el sur de Suecia. Allí, fui testigo del magnífico trabajo que mis colegas suecos hacían al respecto. Habían conseguido que su BIC fuera una referencia en su país cuando se trataba de ofrecer soluciones tecnológicas o innovadoras a grandes empresas partiendo de imaginativas e innovadoras startups locales. Ya podían ser éstas de tres investigadores o, estructuras algo más consolidadas pero tenían en común, que en ningún caso hubieran, por si solas, podido acceder a ofrecer sus soluciones a grandes empresas. Por tanto, la labor de Ideon, que así se llama el BIC Sueco al que he hecho referencia, es canalizar la demanda de solución lanzada como un problema o desafío, hacia solucionadores externos a su organización. Ello, naturalmente implica, primero conocer a fondo la demanda o como le denominamos el reto, lo cual exige sesiones de trabajo con los responsables, dentro de la gran empresa a la hora de formular el mencionado reto de forma entendible. A continuación, la labor de los consultores del BIC se centra en asegurarse que en su entorno, existen empresas startups, o también departamentos universitarios, capaces de ofrecer una solución con garantía a la empresa que lanza su reto. Ello conlleva igualmente un empleo de tiempo de consultoría especializada nada despreciable. Con todo ello, acercamos y sobre todo ofrecemos la oportunidad a una startup innovadora de poderse convertir en un socio o proveedor de esa gran empresa. Sin la ayuda de una estructura que haga de bisagra, nunca mejor dicho, el contacto inicial y la posibilidad de generar valor para ambas partes, difícilmente se puede producir.
Parece así que ya damos respuesta, con esta metodología, a las preguntas formuladas al inicio de este artículo. Pero todo, como ya adivinaran, no es ni tan fácil ni tan directo. Se necesita una red bien tejida de organizaciones capaces de difundir el reto entre una base de empresas innovadoras startups suficientemente amplia como para que ningún reto acabe en la basura por falta de propuestas. Por ello, la red de BICs españoles ANCES, en esto, tiene una enorme ventaja. En primer lugar, porque se trata de una red cohesionada por los años que lleva trabajando juntos y también porque tiene un alcance que cubre todo el país, al contar con presencia en todas las Comunidades Autónomas. Es por ello que, el BIC de Málaga, Bic Euronova, participa con entusiasmo en la segunda edición de ANCES Open Innovation 2019 como lo hizo en la primera, al entender que la puesta en marcha de este programa estimula la implementación de soluciones innovadoras de la mano de las pequeñas empresas innovadoras, que hemos llamado en este texto startups de todo el territorio nacional con un resultado esperado win win tanto para la gran empresa como para la pequeña.