- Tenemos el nuevo Reglamento de Protección de Datos, la responsabilidad penal de las empresas… La profusión normativa no cesa…
- Este no es un tema de un solo Gobierno, sino que los empresarios lo llevamos padeciendo durante muchísimo tiempo. Es el continuo control de los beneficios de nuestras empresas, porque se decide qué tipo de impuesto nos corresponde recaudar y cuándo lo tenemos que pagar. El empresario forma parte del entramado sobre el que se aplica un gobierno que no solamente es recaudador sino que lo controla todo exhaustivamente. Entre toda esa amalgama que el Gobierno dicta, al final lo que nos encontramos es que hay un afán recaudatorio brutal en el que hay un procedimiento que realmente no tiene que ver con el día a día de las empresas, pero hay que cumplirlo por lo que puedan hacer en contra nuestra.
- ¿Cree que esto obedece a que los parlamentarios se tienen que justificar y por eso existe esta llamada “diarrea” legislativa, o es porque tenemos un modelo administrativo que, per se, genera esta situación?
- Este modelo, desde hace años, no se sostiene, se sujeta solo con pinzas. Para el tema de las pensiones hay que recurrir a los Presupuestos Generales del Estado… Nos encontramos en una deriva permanente. Jamás ha habido una presión fiscal tan brutal sobre las personas en países libres, y esto afecta a la misma libertad. En sociedades como las que conocemos en Occidente, el infierno fiscal se ha multiplicado. Tengo una teoría sobre ese tema, y es que estoy convencido de que va a llegar el punto en el que por lo que se va a combatir es por el paraíso fiscal, pero no por la defraudación, sino desde la perspectiva de que, al final, se paguen unos impuestos justos para que las empresas se puedan desarrollar, generar empleos y conservemos un servicio social que nos pueda servir, pero desde luego no con esta estructura de gobierno y del Estado que ahora ya es insostenible, y todos lo sabemos. De hecho, en los últimos años solo ha crecido el empleo público, no el empleo privado, que crece mucho más lentamente.
- La UE no ha venido a remediar esta situación, sino que la complica.
- Sí que ha venido a remediarla, pero realmente no ha dado solución, sino que la ha complicado. Ha generado unas expectativas muy positivas como la libertad de mercado, la apertura de fronteras, el movimiento de capitales, la moneda única… junto con esto, debe dejar de ser ese Gobierno europeo exclusivamente de tecnócratas y debe acercarse más al ciudadano para que la gente se vea reflejada. Hay representantes elegidos pero la mayoría de la gente, realmente, no tiene capacidad de decisión, la UE funciona de una manera bastante desincronizada respecto a lo que podríamos pensar que es una estructura gubernamental.
- En el caso de España esto se agrava por las 17 comunidades autónomas ya que no solamente produce legislación el Estado central…
- Realmente, si ahora mismo seleccionamos la legislación que ha ido apareciendo en los últimos años, no solamente entraríamos en la cantidad, sino que encontraríamos contradicciones, y los mismos legisladores lo saben. Los empresarios nos estamos encontrando con inspecciones a nivel laboral y fiscal en las que las propias normas se contradicen a la hora de actuar, y qué casualidad que siempre que hay problemas el que más se perjudica es el empresario.
- Hoy leía a un columnista que decía que España se debe de dar cuenta que necesita una única hacienda, no 17 más una, una misma enseñanza, no tantas… es decir, que parece que estamos en países distintos.
- No creo que el problema esté en las 17 entidades que recaudan. El problema no está en los ingresos sino en los gastos. El ingreso está relativamente centralizado, pero los gastos están absolutamente descontrolados. Sí que es verdad que en los últimos años se ha intentado llevar una cierta regularización respecto al gasto, pero actualmente se recauda a nivel nacional y después se reparte a las comunidades autónomas, pero el gasto está descontrolado. El déficit de las comunidades es muy grande. En los últimos años se ha regulado algo más, pero a día de hoy es insuficiente esa regulación. O hay 17 órganos que recaudan y gastan o hay uno solo. Esa es la política, no hay otra.
- ¿Y no nos podemos plantear que las comunidades autónomas sean un fracaso?, ¿no es hora de reconocerlo?
- Es un fracaso, pero mover toda esa estructura es bastante complicado. Yo creo que en este tipo de cosas es mejor dejarlas sin contenido antes que eliminarlas.
- Si algo hemos aprendido del Brexit es que es posible que un país se vaya de la UE, en los ciudadanos está el acometer cualquier misión por muy imposible que parezca…
- Depende de la negociación que se haga. Tú puedes irte y seguir comiendo en casa de tu madre. Depende mucho de las negociaciones de la salida. Lo que sí ha habido es un problema muy gordo con la inmigración en Gran Bretaña, y eso ellos no lo controlan; es lo que realmente ha hecho que rechacen el Brexit más que otros elementos. Pero la realidad es que hay una serie de relaciones que serán difíciles de romper y que para ellos va a tener una serie de consecuencias que ya están empezando a sentir. En un futuro podrán volver, aunque sea a una Europa distinta que a mucha gente no le guste. El problema son las alternativas que surgen en otros países, como el Frente Nacional en Francia, Cinco Estrellas y la Liga Norte en Italia, no es una Europa que realmente nos represente. Queremos una Europa mucho más solidaria, abierta, más empresarial… En Francia, por ejemplo, es imposible invertir, no porque no tenga capacidad de crecimiento sino porque no dan capacidad para que nadie pueda invertir. Más libertad siempre puede haber, pero no significa que haya más apertura.
- Y eso que en Francia es centralista, solo hay departamentos, no es como España, un estado fragmentado.
- Lo tienen más fácil, pero derribarlo es bastante más complicado, de hecho, en los últimos años han ido rotando los partidos políticos en el Gobierno, pero nunca han dudado de la capacidad fiscal del Estado.
- Si es que no se ha hecho una reforma de las Administraciones públicas. Podíamos haber continuado a partir de la reforma laboral.
- Nadie se va a hacer el harakiri a estas alturas. Esto ha sido una herramienta electoral que se ha ido utilizando por todos los gobiernos para su propio cortijo. Necesitamos una gran reforma, pero ¿quién la va a hacer? Necesitamos ideas innovadoras sin mochilas en la espalda, sin grandes deudas morales y personales a la hora de hacer cualquier reforma, y ahora mismo pocos partidos pueden hacer eso.