La Bodega - El Sol Digital
La Bodega

La Bodega

Esta semana hemos acudido a la biblioteca para leer la novela de Vicente Blasco Ibáñez “La Bodega”. Richerdios

Fermín Montenegro es el hombre de confianza de Pablo Dupont, el dueño de la mejor bodega de Jerez y de extensos viñedos, en todos los cuales trabajan, casi como esclavos, multitud de gañanes y obreros y obreras de la ciudad, sus alrededores y otros lugares en condiciones infrahumanas. Eso no impide que Dupont sea un hombre extremadamente religioso y entregado a la Iglesia y a los jesuitas.

Pablo Dupont, con todo, es un hombre de costumbres morigeradas y que mantiene una conducta intachable en el orden moral. No así su primo Luis, que también tiene fincas de viñedos y una considerable fortuna, pero que hace una vida de francachela y disipación, que es el escándalo de la ciudad, aunque, por su dinero, es tolerado e incluso aplaudido. Su cortijo, llamado Matanzuela, lo cuida Rafael, antiguo contrabandista de tabaco que ha tenido una vida agitada y ahora se ha retirado.
Es un hombre valiente y noble, que se ha enamorado de María de la Luz, hermana de Fermín e hija de don Fermín, los cuales habitan el cortijo de don Pablo, llamado Marchamalo. Está por otro lado Fernando Salvatierra, un teórico y activista sindical que va pregonando la rebeldía contra la tiranía de los señores, y que, cuando las cosas se ponen feas, es arrestado, o extraditado, pero al que todos temen y los gañanes respetan, y que es gran amigo de Fermín. Luis Dupont en una de sus fiestas deja salir un becerro y, del susto, muere, al cabo de un tiempo, una gitana llamada Mari Cruz, prima del Alcaparrón, un gitano que trabajaba para él, pero nadie le echa la culpa.

En otra francachela, en el cortijo de su primo que dice estar cuidando, y cuando ha emborrachado a varias mujeres, abusa, aunque no la viola, a María de la Luz. Enterado Fermín de ello, quiere hacer que su jefe, Pablo, obligue a su primo a casarse con ella, y, como no lo logra, pues aquel alega la diferencia social, se despide de su trabajo y busca a Luis para proponerle lo mismo. Éste tampoco acepta, por lo que aprovecha una huelga, que es además un fracaso y cuesta la vida, por condena, a cinco obreros, para matar a Luis en una pelea que él provoca.
Ha de huir a la Argentina, y Rafael, enterado de lo que ha ocurrido y por consejo de Salvatierra, perdona a María de la Luz y se va con ella y con don Fermín, a unirse con Fermín en la Argentina.
Salvatierra se queda solo sin amigos, pero recobra el ánimo, a pesar de que, por la fallida huelga, ha quedado su prestigio muy disminuido, pensando en que el hombre al final se rebelará contra la opresión y que lo hará antes en las ciudades que en los campos. Novela publicada en 1905, es de ambiente social y de denuncia de los males y de la opresión de los poderosos sobre los débiles, y de la influencia de la Iglesia en esta opresión, aunque aquí el ataque a los curas y a los jesuitas es más atemperado y va más en contra de la opresión directa de los poderosos.
Ataca sus francachelas y el consumo del vino por ellos y por los obreros, lo que sirve también como una forma más de alienarles, aparte de la religión que algunos practican porque son obligados.

La novela tiene un trasfondo social interesante, y las descripciones de la vida en las bodegas y sobre todo en los viñedos, en condiciones que no son humanas y con el hambre y la miseria como fondo, resultan de un realismo feroz y hacen palpar la situación de desesperanza y de hacinamiento de hombres y mujeres en las llamadas gañanías, que eran los sitios donde pernoctaban cuando trabajaban de sol a sol y sólo tenían libre el domingo, y eso si el señor no les obligaba ese día a asistir a algún acto religioso y Luis a alguna francachela en que los utilizaba para divertirse.
El retrato de ambos primos parece contrapuesto, y, aunque ambos son amos sin entrañas y duros con el obrero, a través de sus encargados el primero se mantiene en sus costumbres morigeradas, mientras el segundo vive la juerga permanente y es el típico señorito al que todo se le permite, si bien termina muerto como pago de su acción. El tipo de Rafael es el del hombre de campo rústico y noble, que, cuando su novia es deshonrada, la repudia, aunque luego reacciona y considera que está por encima el amor. Fermín se mueve entre su idea de revolucionario, que cultivó junto a Salvatierra, y su dedicación al amo, Pablo, al que sirve bien hasta cierto momento, y es su hombre de confianza y no lo quiere traicionar, pero, cuando su hermana es deshonrada, siguiendo la tradición de la época quiere que el mal se palie con otro mal mayor, como sería que su hermana se uniera en matrimonio a aquel deshecho humano y corrupto que era Luis Dupont, y, como no lo logra, lo mata. Salvatierra es el teórico que debe llevar a los jornaleros a la revolución, y es detenido oportunamente y así no logra ser el que los acaudille, y son otros los que hacen una chapuza de levantamiento, en el que los señoritos triunfan y además logran llevar a la muerte a unos cuantos cabecillas más o menos destacados.

Se plantea la tesis acertada de que, por la educación de las masas, es como mejor se combaten esos males.
No obstante, los tipos de esta novela no están demasiado bien definidos, y, aunque el relato tiene bastante interés y se sigue con deleite, las figuras carecen en ocasiones de una definición nítida y quedan como en nebulosa, o más bien aparecen como poco seguros en sus actuaciones, y fluctuando sin decidirse a actuar de una manera rectilínea y clara.

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