Manuel Navarro. Arquitecto
Pero la realidad, por lo menos la periodística, nos lleva a una lluvia de millones proveniente de Europa, donde vemos a numerosos municipios de nuestra provincia anunciar 15 millones de euros para cada uno (tope de ayuda por municipio), que de manera competitiva tienen que resolverse. Y todos quizás contribuimos (lo de la transparencia sigue siendo una verdadera utopía) para conseguir la financiación y seguir en la dinámica de arreglar calles y reestructurar plazas.
Peor lo tienen aquellos otros municipios que ni siquiera han hecho el esfuerzo de hacer el paripé para anunciar la lluvia de 15 millones de euros en su territorio; porque a éstos seguro que no les va a caer nada de nada. Puede ser que no lo hayan hecho por tener claro que hay que realizar un procedimiento serio, o simplemente porque la convocatoria les pilló con el paso cambiado y las Navidades encima con todos los funcionarios de vacaciones. Puede ser, pero el aporte económico lo han perdido.
Y con lluvia de millones, o sin ella, los vecinos seguimos sin saber cómo van a ser nuestras ciudades en el futuro, ni tampoco qué podemos hacer para conseguirlo. Nos faltan objetivos claros y concretos, a corto, medio y largo plazo que nos marquen un punto de mira y al que todos queramos llegar. No solo se trata de renovar las ciudades, sus calles y plazas, sino también de establecer las mejoras necesarias para crear empleo de calidad, erradicar la marginación social y urbana, planificar nuestros espacios públicos y el uso previsto para ellos. No es tarea fácil, ni se hace en un día, ni en un mes, ni en el plazo de la convocatoria de una subvención.
Por ello es necesario que cada ciudad abra el debate del modelo que quiere desarrollar, de su potencial interno y externo, de la calidad de vida que quieren tener. Con esto podremos marcar planes, plazos y estrategias para estos objetivos, que podrán ser para el 2020, o hasta donde queramos llegar.
Mientras tanto que Dios reparta suerte en la lotería europea Horizonte 2020, y que los premios gordos nos toquen en Málaga.