Las grandes superficies, los grandes almacenes y las cadenas de alimentación libran ya una gran batalla de proporciones nunca vistas y que está configurando el próximo futuro. Se trata de poner a disposición del cliente en el menor plazo de tiempo posible, entre una hora y dos, el producto que éste desee. Empezó El Corte Inglés y poco después le siguió el gigante norteamericano Amazon, poco después Día y la suma sigue.
El Corte Inglés en diciembre de 2015 amplió la venta online con el compromiso de entrega en menos de dos horas o en la franja horaria que el cliente elija, a la vez que mediante un sistema de geolocalización este cliente puede saber en qué fase está su pedido. En la actualidad, son 27 las ciudades que cuentan con este servicio que reúne unos 150.000 artículos, a los que hay que añadir un coste adicional de 7,90 euros. Pero la gran batalla del comercio electrónico se libra y librará en la alimentación, sector que se lleva buena parte del consumo de la generalidad de los ciudadanos.
Esta revolución en la distribución comercial supone un esfuerzo humano y tecnológico sin precedentes que dejará fuera del mercado o con una cuota de éste muy pequeña a los que no se sumen a esta carrera logística. Pero hay que señalar que el nivel creciente de exigencia por parte del cliente es producto de las mismas grandes empresas que, en la competitividad que mantienen con otras grandes corporaciones, amplían el campo de esa misma competitividad a los plazos de entrega a domicilio.
Todo esto solo es posible por el ecommerce y supone ya importantes cambios en nuestras vidas cotidianas. La batalla ya no es entre el pequeño comercio y las grandes superficies sino que el ordenador pero principalmente el móvil permiten que compremos a cualquier hora del día o de la noche todos los días del año y desde el sofá con apenas unos clicks.