La Gran Dimisión (Great Resignation), es como se conoce en Estados Unidos a la masiva renuncia de los trabajadores a sus puestos de trabajo y a reincorporarse de manera inmediata al mercado laboral tras el final de las restricciones del Covid-19.
Hay que apuntar que los sindicatos tienen ahora el mayor apoyo en los Estados Unidos por parte de la opinión pública desde 1965, según Gallup, y la conflictividad laboral se encuentra en su nivel más bajo en más de 35 años. Los confinamientos como consecuencia de la pandemia “animaron a los trabajadores de más edad a jubilarse anticipadamente y, después, una parte de las mujeres con hijos están aplazando su regreso al mercado laboral”. El resultado es que, incluso tras los excelentes datos de empleo del mes de diciembre, la población activa es menor en 2,5 millones de trabajadores a como era antes de la pandemia. Es cierto que la tolerancia al riesgo de los trabajadores de Estados Unidos es mucho mayor que la de los europeos, muy protegidos por el llamado Estado del Bienestar.
Por otra parte, Joe Biden es el presidente más favorable a los sindicatos en cinco décadas y por eso su gobierno lleva durante un año haciéndole el vacío a Tesla, el mayor fabricantes de coches eléctricos del mundo, por la negativa de esa empresa a aceptar sindicatos y comités de empresa.
Lo cierto es que la inflación se está comiendo las subidas salariales y los jóvenes están entrando en el mercado laboral en masa, en parte debido a las oportunidades que han abierto los que se han jubilado, de manera que es posible que en poco tiempo las cosas vuelvan a la normalidad.