Parece que se reinician las conversaciones entre los ocupantes de La Invisible y el Ayuntamiento. Mal ejemplo que se negocie con quienes se saltan la ley y se quedan con un inmueble de titularidad pública. Este es uno de los males de nuestro país, el escaso respeto a la propiedad, en este caso pública, y la falta de voluntad política para hacer cumplir la ley. Así nos va.
El mensaje es claro: si estás en algún “movimiento” social tienes más fácil hacer tu santa voluntad, aunque de santa no tenga nada. Este llevarse bien con los antisistemas nos costará un día la cabeza; hasta ahora nos escamotean lo que usted y yo, contribuyente, sostenemos con el esfuerzo propio de nuestro trabajo.