Hay quienes blanquean dinero y quienes blanquean delitos amparándose en el origen del delincuente. Es lo sucedido con un menor migrante tutelado por la Generalitat, internado en un centro juvenil por orden del juez, donde permanecerá solo tres meses. Resulta que el menor -uno de los cientos de “menas”, menores no acompañados, que llegan hasta nosotros, principalmente desde Marruecos- está acusado de intentar agredir sexualmente a una joven en el Masnou, en Barcelona.
Este caso no es aislado, la Generalitat acababa de anunciar parecidas medidas contra dos jóvenes detenidos en Canet de Mar acusados de agredir sexualmente a una mujer y además grabar el hecho con el teléfono móvil.
Para comprender la dimensión del problema, de los 286 jóvenes que hay encerrados en los centros de Cataluña, 109 son menores no acompañados, pero es que esta cifra es solo el 1,68 por ciento de todos los menores no acompañados que han llegado a Cataluña solo desde 2016, que son 6.640.
Pese al grave problema que representan para los ciudadanos estos delincuentes, hay quienes tratan de ocultar su origen o maquillar la gravedad de sus delitos para no perjudicar así la causa a la que están entregados y que es favorecer la inmigración ilegal en nuestro país.