Resulta revelador, por si quedaban dudas, que la ministra de Desigualdad, Irene Montero, cuando se le pregunta por la violación de una simpatizante de Vox por unos inmigrantes magrebíes, posiblemente menores, responda con rabia que “condeno el fascismo. El fascismo que se ejerce desde los medios de comunicación que intentáis aprovechar ese hueco para dañar a la democracia. Lo condeno firmemente y creo que nuestra democracia necesita ser defendida de personas que utilizáis el periodismo para difundir bulos y noticias falsas”. A ella no le importa la mujer simpatizante de Vox violada, porque no sale en su defensa, pero ataca con agresividad a los medios no afines que recogen una realidad que ella quiere mantener opaca, la de algunos inmigrantes que son un peligro público. Quédese unos días en esta mazmorra, no porque confiemos en que vaya a recobrar la sensatez y la cordura política, no, que sabemos que eso es imposible en su caso, sino para bajar un poco la contaminación acústica en Madrid.