La ley de amnistía -como todas las conquistas de la transición política española- es ya desde hace muchos meses un caballo de batalla de la extrema izquierda, que quiere derogar de facto el que llaman “régimen del 78”. Bueno es recordar algunas “perlas” de los comunistas al respecto. En El Mundo, 18 de noviembre de 2021, leemos: “La nuestra es una democracia tan generosa que permite a Enrique Santiago, secretario general del PCE y abogado de la narco-guerrilla, no solo alcanzar la dignidad y el salario de secretario de Estado sino trabajar desde el seno de esas instituciones para destruir su neutralidad y alinearlas con sus fracasadas fantasías guerra-civilistas para redirigirlas contra el rival político”. De Santiago dice que la nueva ley de memoria democrática pactada por el PSOE y Podemos busca “acabar con la impunidad” de los crímenes del franquismo, para lo cual es preciso que aquella conquista democrática que fue la amnistía deje de utilizarse “como una excusa”. Se trata de imponer la imprescriptibilidad de hechos ya amnistiados porque la retroactividad penal es inconstitucional, aparte de que los presuntos culpables de esos crímenes han muerto o están a punto de hacerlo. Cuando se discutió la ley de amnistía, el portavoz del PCE en aquel entonces dijo: “Nosotros considerábamos que la pieza capital de esta política de reconciliación nacional tenía que ser la amnistía. ¿Cómo podríamos reconciliarnos los que nos habíamos estado matando si no borrábamos ese pasado de una vez para siempre? Nosotros, los comunistas, que tantas heridas tenemos, hemos enterrado nuestros muertos y nuestros rencores. Estamos resueltos a marchar hacia adelante en esa vía de libertad, paz y progreso”. Hablaba Marcelino Camacho, no Enrique de Santiago.