Por fin dimite José Torres Hurtado, ya ex alcalde de Granada. Pase de su despacho a esta humilde mazmorra, señor, tan visitada por tantos y con tanto escándalo. Sea o no culpable usted, señor Torres, si le pide su partido que dimita, usted debe tragarse su soberbia y hasta su inocencia, usted debió dimitir desde el primer minuto. ¿A la postre para qué tanta resistencia? Usted no tiene derecho a perjudicar ni a la institución que preside ni al partido que le puso donde está. Y ahora defiéndase y, si fue contraria a derecho su detención, registro de su domicilio, etc., que paguen cuantos deban hacerlo, que en absoluto en un Estado de Derecho han de quedar impunes los sucesos que le hicieron protagonizar a la fuerza. Y quien reveló a los medios todo lo que iba a pasar también debería penar. Pero ya está bien de que cuidemos tanto nuestra imagen y nuestra honra pública, que antes que la de un hombre está la de las instituciones a las que se sirve y no parece bueno que haya sombra alguna en quienes las presiden.