Parece que hay unanimidad sobre esos doscientos violentos que llevan una semana enfrentándose a los Mossos en la Ciudad Condal, en el barrio de Gracia. Pero más allá de estos fuera de la ley a los que ampara la CUP, están los gestos de la Generalitat y de la alcaldesa de Barcelona, que se ponen de perfil y no de frente ante los energúmenos, cuando se puede y se debe proceder a la detención de los mismos, ponerlos a disposición judicial y exigírseles responsabilidades civiles por los daños causados. Ellos siguen erre que erre ejerciendo una violencia que no encuentra la respuesta que merece. Y es que no hay voluntad política para acabar con estos y otros muchos actos de sujetos de parecida calaña. Pero, ya saben, este no coger el toro por los cuernos no es de ayer.