Parece que nadie le puede disputar a Luis Llach su lugar en esta fría mazmorra después de sus declaraciones amenazando a los empleados públicos catalanes que se negaran a aplicar las leyes de la Generalitat contrarias a la Constitución y a las decisiones de los tribunales. Su ejercicio de cinismo es sobresaliente puesto que quien quiere que se cumplan las leyes llama a desobedecer otras, las que no le gustan y no sirven a sus propósitos. Bueno, pues aquí tiene su sitio, pase usted y abríguese con su inseparable gorro de lana porque aquí lo va a necesitar.