Conversaciones de El Sol Digital (XXXV)
Juan Carlos Robles, decano del Colegio de Economistas de Málaga
Vicente Almenara.- Juan Carlos Robles es decano del Colegio de Economistas, entidad que trimestralmente publica un “barómetro” de la economía malagueña. También estudió Derecho. De pensamiento liberal moderado, no es de los que se cortan a la hora de hablar de economía o política y eso, en una ciudad como Málaga, contrasta con la generalidad de los que detentan alguna parcela de poder. Con él hablamos del momento económico.
¿Qué metodología siguen en el “barómetro”?
Hacemos una valoración con Analistas de Andalucía, que nos mandan los datos tabulados tras hacer una recopilación de los de mayor interés. A partir de ahí, entra en juego el comité de estudio que dirige Fernando Alcázar y, con Antonio Pedraza, elabora, a partir de los datos tabulados, los distintos parámetros con los que tenemos predefinido el análisis. Así, analizamos por sectores las distintas magnitudes en diferentes materias, ya que las variables que afectan a cada uno de los conceptos se analizan aparte para sacar las conclusiones de cada uno y, a partir de ahí, sacar las conclusiones generales.
Entonces, ¿no hay diferencias entre el diagnóstico que hace Analistas y el Colegio?
Los datos son los datos, pero ellos estudian otras cosas, si no todos los informes dirían lo mismo. Nosotros, en las concusiones, de hecho, tenemos grandísimos aciertos en nuestras predicciones y se ajustan a décimas del resultado final, porque hacemos un trabajo serio y no estamos pensando en sesgos de interés político o económico de nadie, sino simplemente lo que objetivamente analizamos de los datos. Éstos y todos los informes económicos, el de BBVA, dirán lo mismo que los de Santander y que los de la Caixa, entre otros. Son datos públicos.
A día de hoy, ¿cuál es la foto fija de la economía española?
Una economía muy solvente. El único problema que tiene en el conjunto global es la tasa de industrialización, que todavía es muy baja, ya que se ha perdido mucho tejido industrial.
¿Qué opina sobre el tamaño de las empresas?
Es problema de todas las compañías, no sólo de las industriales. Me refiero a que hay poco tejido industrial. La provincia de Málaga fue una ciudad industrial en el siglo XVIII y nos hemos convertido en una de servicio y falta tasa de industrialización. Aun así, estamos creciendo en muchas patas muy diversas, porque antes teníamos el turismo y la construcción en momentos de bonanza, pero ahora un sector agrario mucho más potente en el que estamos complementando sectores como el olivar, que era el único fuerte en Málaga, y ahora tenemos otro mucho más fuerte con productos tropicales, como el mango y el aguacate, que han superado en kilos a la aceituna para la exportación. Esto nos ha dado un impulso de comercialización muy potente, porque el que más se ha internacionalizado es el sector agrario, antes había poca cualificación profesional y ahora se ha profesionalizado mucho. También el sector servicios, no solo asociado al turismo sino también el comercial, está creciendo. Tenemos una economía en mejores condiciones, pero en 15 años habrá otra crisis, porque la economía funciona así.
¿Qué tanto por ciento de incertidumbre política tiene la economía española en estos momentos?
Ese es un dato del que no existe tabulación o no la tengo mirada.
Pero si cogemos un momento en el que no hay incertidumbre y otro en el que sí, ¿la diferencia de momentos económicos distintos qué nos dice?
En el contexto, al ser distintos no son magnitudes comparables, por lo que no se puede ser objetivo, pero va por barrios. Ahora mismo esa incertidumbre está en el problema catalán y éste afecta a Cataluña mientras beneficia al resto de España. El último informe muestra que el territorio español no se ve afectado en conjunto por la crisis catalana porque mientras unos se deterioran otros se benefician, como Madrid. Así, hay empresas que se van hacia allí y todo lo que se deja de comprar en Cataluña se adquiere en otro territorio español. Al final, la relación económica de Cataluña con el resto de España es de oferta y demanda. Es decir, allí está la oferta, muchos de los sectores de alimentación son prácticamente catalanes y de gran consumo. Puedes cambiar la oferta en un día, pero la demanda no te la puedes inventar, y si la gente deja de comprar salen oferentes.
¿El ciudadano español está penalizando los productos catalanes por la insolidaridad que aprecia en Cataluña?
Lo está haciendo, y la caída de consumo es muy alta. Además, la incertidumbre está alejando mucho al turismo y la gente está dejando de comprar productos catalanes. Está perjudicando a los catalanes, que incluso la mayoría no quieren la independencia y son constitucionalistas, pero este problema afecta inevitablemente a Cataluña en su conjunto, que se está deteriorando mucho, sobre todo su imagen, y este problema durará 20 o 30 años hasta que se resuelva. El daño que se ha hecho tardará mucho en recuperarse.
¿Cómo caracteriza la política económica de este Gobierno? ¿Socialdemócrata?
La política de este Gobierno es socialdemócrata, como la de todos los gobiernos europeos, porque Europa es socialdemócrata, digan lo que digan. Este partido se llama liberal, pero no aplica políticas liberales. El Estado o la Administración en su conjunto están presentes en todos los ámbitos de nuestra vida y esto es lo contrario al liberalismo, que es la ausencia de Estado o la minimización de éste para cosas esenciales. Aquí, el sistema está basado en políticas sociales con la redistribución de riqueza, y no han bajado los impuestos, porque los bajan antes de las elecciones y después los suben de nuevo, aunque es algo que hacen todos los partidos. Otra cosa es que haya tenido más aciertos, que los ha tenido, en los momentos de crisis, para sacar la economía adelante con el endeudamiento privado y público, cuando había que hacer una política laboral distinta, una modificación que era esencial para permitir el descuelgue, convenios, una adaptación de las empresas y sus plantillas a la situación real, etc. La reforma laboral de Rajoy no fue ni más ni menos que la que hizo Zapatero, pero un poco más avanzada. La medida estrella de la política laboral, desde la reforma laboral, fue implantar el despido famoso de 33 días, pero se trata de un despido del año 97 de Aznar, que Zapatero extendió a casos concretos pero que Rajoy ha generalizado. Son políticas que hacían falta en ese momento y que las hubiera hecho cualquier partido.
¿En Europa la política es la misma en todos los países?, no creo.
Europa es absolutamente social. El Estado de bienestar tiene un coste que se mide en impuestos y la filosofía de Europa impide el liberalismo puro. Liberal es EEUU, ellos mismos, la población, incluso con la reforma famosa del Obamacare, decidieron no aceptarla, pagar su sanidad y no pagar impuestos.
¿Hasta dónde debe llegar el asistencialismo en la economía europea?
Es razonable la filosofía social de que aquel que no puede, no puede. No se puede dejar tirado al que está impedido, inhabilitado o que recibe ayudas por razones del azar y mala fortuna, porque la gente tiene que salir adelante y no se les puede abandonar a su suerte. Pero de ahí a que haya subvenciones para todo, asociaciones de todo tipo subvencionadas, no, porque hay que entrar en razón y tener en cuenta que cuesta mucho trabajo pagar impuestos y ganarse el dinero. En España, como en toda Europa, los habrá más liberales, pero Francia, por ejemplo, está blindada contra el liberalismo y se pondrán en huelga si hay reformas profundas.
¿Cree que se desaprovechó la ocasión, cuando el Gobierno de Rajoy inició reformas como la laboral, para reformar las administraciones públicas?
Absolutamente, los del PP lo reconocen, como estaban tan centrados en aplicar la política económica no iniciaron una reforma de las administraciones, pero ahora ya no pueden. El momento era entonces, cuando el PP tenía mayoría absoluta y la gente le estaba demandado lo que hiciera falta, tuvo carta blanca y no la utilizó.
¿Se volverá a repetir aquella situación?
Puede que llegue otra supercrisis, pero el momento fue entonces, y se podría haber hecho una optimización de verdad de las Administraciones con las competencias que se hubieran definido, y muchas están definidas, y que se prohíba a las administraciones hacer política de aquellas competencias para las que no estén habilitadas, eso sería suficiente, porque no triplicaríamos las competencias en servicios, en asistencia a la mujer, en tráfico, seguridad, etc.
El Gobierno ha firmado un pacto para destinar mil millones de euros contra la violencia a la mujer.
Sí, es mucho dinero. Otra cosa es qué se hará con esos mil millones, porque, al final, no hará que los hombres dejen de pegar a las mujeres, y al revés igual, porque hay casos que da miedo hacerlos públicos. Dudo que las medidas que se lleven a cabo en este ámbito tengan resultados, por mucho dinero que se invierta en este tema, porque la concienciación en los colegios, por ejemplo, ya está. Mi hija cada dos por tres tiene charlas de concienciación y, sin embargo, se ven muchos casos de chavales que les pegan a sus novias con 15 años, entonces el modelo está fallando. Creo que el que es así, lo es, y es muy complicado que no lo sea.
Se va a ver en este próximo periodo de sesiones, en febrero, el asunto de la prisión permanente revisable, y el PP se ha quedado solo frente a toda la oposición, que se ha complotado en contra de los populares.
Eso de que la gente no pase más tiempo en la cárcel es muy progre y cool, pero hay que tener en cuenta que no hablamos de cadena perpetua, sino de prisión permanente revisable.
El problema es que el buenismo lo tapa todo. Hay una especie de complejo en la izquierda -aunque los de derecha también tienen los suyos- y no pueden estar de acuerdo con esto porque les supera su cliché de buenismo de no mandar a la gente a la cárcel, aunque sean presos de ETA o asesinos y ratas asquerosas, como este que ha matado a Diana Quer, que debería pasar el resto de su vida en la cárcel, con un modelo que les permita salir si de verdad se demuestra que se han rehabilitado, con los medios que correspondan y sus evaluaciones pertinentes. Es lo racional, que si está rehabilitado se pueda salir y si no, no, pero no sacar a la calle a este tipo de gente. No está pensado para cualquier cosa, sino para delitos muy concretos como terrorismo, violación, asesinato, etc., pero la izquierda de este país, por su complejo de buenismo, no va a apoyarla.
¿Cómo cree que influye la corrupción política y económica en nuestro PIB? El último Premio Nobel de Economía se lo han dado a un investigador del influjo de la psicología en la economía.
Sí, de hecho, no hay cifras muy fiables en casi ningún estudio, porque ocurre lo mismo que en los de economía sumergida. Me he leído casi todo lo serio publicado y, al final, todo se basa en suposiciones e hipótesis, porque esto está sumergido y toda la base del estudio está siempre muy bien desarrollada, pero las hipótesis de partida son eso, muy hipotéticas, y la realidad es que es difícil saberlo. Con la corrupción pasa exactamente igual. Es difícil establecer cuánto afecta la psicología en la economía o en la corrupción, porque es un extracoste siempre, ya que el empresario es el que paga más y todo lo que pague de más en “mordidas” va en detrimento del crecimiento de esa empresa y del servicio público prestado. Es así porque lo trata de compensar y si, por ejemplo, quiere pagar un 10 por ciento menos para una autopista, es un 10 por ciento menos de grava. La A92 lleva en obras desde el 92, por eso se llama así, y permanentemente está reformándose. Es un deterioro para todo y cuantificarlo es complicado. Lo esencial para el gasto es clarificar las cuestiones que no están claras y prohibir, por ejemplo, que los ayuntamientos, que no tienen ciertas competencias, puedan gastar dinero en eso. Si cada uno hiciera solo aquello para lo que está preparado, el ciudadano sabría a quién le corresponde la deficiencia del servicio.
En la fundación CIEDES, todas las fuerzas políticas, sindicatos, Universidad… coinciden en los grandes proyectos de la ciudad, en sus líneas estratégicas, etc., pero a cualquier institución que vayas, los partidos están en absoluto desacuerdo y eso ralentiza o impide un normal desenvolvimiento de la economía. ¿Qué puede hacerse en este sentido para que las administraciones trabajen conjuntamente y no estén enfrentadas a muerte como ocurre hoy?
Los políticos se ponen de acuerdo cuando no les implica una penalización política, porque en las instituciones en las que no tienen fuerza decisoria todo el mundo está de acuerdo, porque lo que es razonable lo es. Cuando el voto vale o significa presupuesto ya la cosa cambia, dependiendo del color político, la institución que tenga que hacerlo o el partido político que esté en la oposición se pondrá en contra, aunque esté a favor, porque así funciona la política en nuestro país, por desgracia. Estamos en una partidocracia y esto supone ya que los grandes partidos estén empezando a desinflarse desde hace algunos años y que, por otro lado, resurjan otros como Ciudadanos, que dará dolores de cabezas y, además, se los está dando ya al PP.