El filósofo David Hume, con el objetivo de establecer una regla para diferenciar los deseos de los hechos, introdujo la distinción entre oraciones descriptivas y normativas. Las oraciones descriptivas son las que se basan en la observación de la realidad y enuncian algo verificable por los sentidos. Las normativas se sustentan en juicios de valores o sentimientos y, por ello, apuntan al deber ser como una construcción imaginaria. A partir de esta dicotomía, se ve la diferencia de lo que es la realidad de las elucubraciones y, por tanto, las realidades verificables en la política española de lo que no lo son.
En una sociedad que se guía por los efectos inmediatos, como “los viernes sociales”, pero no se pregunta sus costes, la memoria colectiva, a veces es frágil. Se olvida la ruina económica y la crisis institucional con que nos sepultó Zapatero, era a finales del año 2011.
La mayoría de los medios de comunicación han apostado por un cambio histórico en las comunidades autónomas de Madrid, Murcia y Castilla y León, para que gobiernen las izquierdas. ¿Y en Aragón, Asturias, o Extremadura? Esas regiones van a la cola de la creación de empleo y el impulso a los servicios sociales. El resultado del 26 de mayo respecto al año 2015, ha sido un impulso en votos al PSOE, que donde no sume mayoría con Podemos o Mareas pedirá el pacto a Ciudadanos. Increíble, pero real. El PP dependerá de Ciudadanos para gobernar en cualquier comunidad autónoma, diputación o ayuntamiento. La soga de la dependencia para tener algún poder territorial no acaba más que empezar. Ciudadanos ha fracasado en superar al PP pero no ceja en el empeño. O se entienden estas dos formaciones políticas o sus travesías por el desierto serán muy extensas.
Asturias, Extremadura son símbolos de unas comunidades autónomas vapuleadas por el envejecimiento, el desempleo y el exilio juvenil, y que, sin embargo, no hace mella en la hegemonía de la izquierda. En Asturias, la “sentimentalidad colectiva con lo minero”, que ha forjado un carácter propio en la zona de las cuencas como «cuna básica de un movimiento obrero propio» aún se mantiene insólitamente en el tiempo pese al cierre de estas explotaciones y la carencia de alternativas.
Por el centro derecha, la lucha enconada. La meta de Rivera de ser Macrón, e integrar a parte del electorado socialista, de centro y desencantados conservadores, anulando al PP ha fracasado, pero no ceja en el empeño. La travesía del PP será homérica, y con previsibles fuertes convulsiones internas. Sin embargo, lo más importantes es que los constitucionalistas luchen por los valores y principios que nos unen, que están en peligro con la buena relación entre el PSOE y Unidas Podemos.
La batalla ideológica que va a plantear el separatismo, la autodeterminación y el referéndum, va a tener un punto débil, el del PSOE “de la Declaración de Barcelona” que pactó con el PSC en 2017. En este documento, el planteamiento era avanzar hasta “reconocer plenamente el carácter plurinacional” y recuperar uno de los puntos del Estatuto de Autonomía de Cataluña que fueron anulados por el Tribunal Constitucional, la creación de un Consejo de Justicia de Cataluña. Contra la “fortaleza de la ficción”, que pregonan cada día los soberanistas, y contra esa “pelea por el relato” que los independentistas vascos y catalanes han conseguido exportar con una versión tergiversada de los años de violencia en el País Vasco y la realidad actual en Cataluña. Es necesario evitar el “crimen del silencio” de los que pretenden con total impunidad que se admita con normalidad la ruptura del orden constitucional, y no se cuestionen sus actuaciones soberanistas.
Y la UE se ha convertido en el mejor ‘lobby’ para aquellos que quieren destruir el bloque desde dentro. La premier británica May dejará el cargo el día 7 de junio, el Brexit no solo ha destrozado al partido conservador, sino que ha roto a la sociedad británica por regiones, ciudades, barrios y familias. La nueva mayoría gira entorno a liberales, socialistas y populares, aunque ecologistas y comunistas defienden una nueva mayoría parlamentaria con socialistas y liberales. Un horror. La alternativa está en que los grandes partidos cambien de rumbo hacia una Europa más segura, que cree empleo de calidad, más igualitaria en rentas y que favorezca las oportunidades a jóvenes y sectores en riesgo de exclusión social.
Empiezan cinco años para una mayor cooperación contra el crimen organizado, pues “el crimen organizado es la mayor amenaza para los ciudadanos de la UE”. En 2018, los cálculos de Europol indican que 5.000 grupos de crimen organizado están operando en Europa. Las mafias italiana y china y las bandas de rusos, georgianos y armenios se disputan el control de los territorios del crimen a escala europea. Se calcula que mueven “110.000 millones de euros a escala europea, del que apenas se confisca el 1,1 por ciento”. En Italia, hay intervenidos por infiltraciones mafiosas 457 municipios, y 269 ayuntamientos disueltos desde 1992 a 2017. El Papa Francisco visitó Calabria en 2014, y excomulgó a los mafiosos del crimen organizado.
Y a un vuelco electoral aspira el Partido Demócrata de EEEUU, que ha comenzado a mover decenas de fichas para las elecciones presidenciales de 2020, sin tener claro el nombre del candidato o candidata para tumbar las aspiraciones de Trump de seguir cuatro años más en el Despacho Oval. Si Trump gana un segundo mandato, los demócratas no podrán culpar a nadie más que a sí mismos. Los demócratas aún no han dado la fórmula de cómo ganarle, y esta vez el partido republicano está unido al mandatario a diferencia del año electoral de 2016 donde le boicotearon los actos de campaña y altos dirigentes pedían el voto a Clinton o votar en blanco. El Partido Demócrata sigue estando muy dividido entre visiones más moderadas y otras más social -demócratas. La profundización en ideas más progresistas puede contribuir a «polarizar» las posiciones ideológicas y movilizar a seguidores tanto del Tea party como de la clase obrera, mujeres progresistas, y a jóvenes electores. Al respecto, decía el sabio científico Carl Sagan “si no estimulamos nuestro escepticismo, no controlaremos nada: seremos controlados”.
EE.UU disfruta de uno de los períodos de expansión más largos de su historia tras diez años de crecimiento prácticamente ininterrumpido. El PIB crece a un ritmo de +2,6 por ciento en tasa t/t anualizada en 4T’18, la Tasa de Paro se sitúa en niveles no vistos desde el año 2000 (<4,0 por ciento) y no se aprecian presiones inflacionistas. El indicador de precios favorito de la Fed, el Personal Cosumption Expenditure Index se mantiene por debajo del objetivo (~2,0 por ciento). Las condiciones de financiación tienden a relajarse y los índices de confianza se mantienen en niveles históricamente altos. ¿Estamos cerca de ver un cambio de tendencia? Claramente, no. Las disputas comerciales con China, las subidas de tipos de interés y el cierre parcial de la Administración Federal no lastran magnitudes de votantes. El mercado inmobiliario se mantiene en terreno positivo. Los indicadores de actividad – PIB, ISM, Producción Industrial- indican un ritmo de crecimiento elevado.
La realidad verificada deja poco margen a las dudas, son las emociones, los estímulos, los sentimientos los que impulsan nuestra forma de verla y nos llevan a tomar decisiones. Decía San Juan de la Cruz, “bienaventurado el que, dejando aparte su gusto e inclinación, mira las cosas en razón y justicia para hacerlas”.