La semana es decisiva porque el domingo 21 los afiliados socialistas votan a uno de los tres candidatos que optan al puesto de secretario general del partido, el segundo en importancia del país. Parece claro que no se trata solo de un asunto interno sino de una decisión que afectará al próximo devenir de la política española. Pero más allá de quien se alce con el puesto -y está muy apretada la disputa entre Sánchez y Díaz, pese al peligro que representa el primero- está el ejercicio de democracia que representa que unos candidatos recorran la geografía española explicando cómo ven la situación política y qué proponen para su partido. Frente a los miedos y los supuestos peligros que corre la unidad del partido, los afiliados pueden hacer campaña por uno u otro candidato y recibir sin cortapisas sus mensajes y éste es un ejercicio de libertad al que no están acostumbrados el resto de los partidos políticos en España.