Sin duda, son los Presupuestos Generales del Estado la principal preocupación del presidente del Gobierno, y después ya veremos. En realidad, se trata de estar un año más en la Moncloa aunque el país esté patas arriba. El precio no puede ser más alto, sobre todo por quien lo recibe, el PNV, partido separatista al acecho mientras observa cómo continúa la aventura catalana. El Gobierno ya ha anunciado que no recurrirá el voto delegado en el Parlamento catalán ante el Constitucional, pero lo importante es que habrá hablado -no nos lo van a decir, evidentemente- de los presos etarras con el PNV, ya saben, acercamiento y sueltas. Pero hay más: no habrá reforma del sistema de pensiones para frenar su quiebra, se aplaza a 2023. Todos estos platos muy bien cocinados, eso sí. Bueno, y antes el PNV ya se había llevado su cupo, lo que no podía faltar.