Muchos españoles coinciden en que un monumento memorial a las víctimas de ETA es necesario hoy para nunca olvidar mañana el terror de la banda asesina y de sus cómplices políticos y, sobre todo, para recordar a las víctimas de su barbarie.
En Berlín hay un monumento conmemorativo de los judíos masacrados por los nazis; en Nueva York se conmemora a los caídos por el terrorismo islamista el 11 de septiembre de 2001, y hasta en Madrid se recuerda también a quienes fallecieron el 11-M de 2004. Pero, ¿dónde está el gran monumento nacional en el que figuren los 853 asesinados por la banda ETA?
Hay una campaña en marcha para pedir a la responsable de la Dirección General de Apoyo a Víctimas del Terrorismo, Sonia Ramos, que promueva la creación de un monumento memorial en recuerdo de los asesinados por ETA. Parece justo y moralmente obligado este reconocimiento a las víctimas de una organización criminal vencida que ahora escenifica la pantomima de su autodisolución.