Isabel Torralbo dijo en campaña que está a favor de los escraches, que es lo mismo que decir del acoso. Y se quedó tan pancha y a otra cosa mariposa. A Eduardo Zorrilla, para no quedarse atrás, también se le ocurrió otra genialidad, que Cuba es otro tipo de democracia. Y siguió la campaña como si tal cosa. En realidad, ambas boutades están conectadas. Torralbo es partidaria de los escraches porque para ella en política también vale el amedrentamiento del adversario en la calle, aunque se vulneren los derechos de las personas, que esta no ha sido una cosa que haya preocupado lo más mínimo a la extrema izquierda totalitaria. ¿Y cuál sería el referente en el mundo de las políticas que ella defiende? Viene a decírselo Zorrilla, Cuba. Como se sabe, la isla caribeña es un paraíso de las libertades: hay decenas de partidos políticos y sindicatos, usted puede comprar cualquier periódico en un kiosko, Internet no tiene ninguna dificultad de acceso, no hay un solo preso político… Lo dicho, Dios los cría y ellos se juntan.