El partido del Gobierno no solo pacta con los filoetarras de Bildu la derogación total de la reforma laboral que tanto ha contribuido a crear empleo en nuestro país sino que poco a poco, discretamente, acerca presos de ETA, ahora otros tres internos, a prisiones de Pamplona y Madrid, uno de ellos condenado por los secuestros de Cosme Delclaux y de José María Aldaya.
Esta política socialista que tanto gusta a los ex etarras se produce tras las concentraciones de los simpatizantes de los terroristas y la petición de Podemos que, fiel a su ideología, está con quien está.
Pero el Gobierno le echa la culpa al PP, que no le prestó sus diputados, de pactar con los herederos de ETA. Poca o ninguna vergüenza.