En fuentes críticas pero próximas al PP, cuando no del mismo PP, se comenta la campaña de José María García Urbano, candidato número uno del partido en estas elecciones generales. Tan cuidadoso –virtud que le honra- con el gasto público de Estepona, municipio que le dio mayoritariamente su confianza –viene a decirse-, ¿no le roba ahora su dedicación para entregársela a los actos de campaña?, ¿no prometió públicamente que se entregaría en cuerpo y alma al pueblo que le votó? Un ex alto cargo representativo del partido en la provincia recordaba a este propósito una frase de Churchill: “El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene, y de explicar después por qué no ha ocurrido.” Algunos, incluso, aplicándose la predicción a sí mismos.
Mientras tanto, María Ángeles Muñoz, la uno al Senado de los populares, dice que tiene el convencimiento de que va a ganar el PP, ¿podía esperarse de ella una declaración distinta?, ¿imaginan que dijera que cree que su partido y, por tanto, ella misma, van a perder? De esta clase de banalidades se nutre la campaña, si acaso algunas de más fuste como la del tripartito contra el PP, la operación Menina y “Salvar al soldado Sánchez”. Poco más. Por cierto, la falta de ideas atractivas y con fuerza en los candidatos socialistas no desentona del resto del paisaje electoral, que también cuenta con el desmoronamiento a cámara lenta de Podemos y el ascenso vertiginoso de Ciudadanos. Continuará.