Aurora Luque, poeta, declaró hace unas fechas en Málaga que “quien dice yo no soy feminista está diciendo yo no soy demócrata”. Tan soberana tontería va a la moda, pero revela un pensamiento totalitario y excluyente en el que mezcla conceptos sin ninguna base argumental por el solo hecho de quedar bien entre la intelectualidad progre. En relación al hotel proyectado en el puerto, lo mismo, “que cosa más insolente, innecesaria y antiestética”. Pontifica desde las profundidades de la caverna.