Benedicto XVI pide perdón por los abusos sexuales de miembros de la Iglesia en su tiempo de papado, aunque niega que los encubriera. Dice sentir “vergüenza y dolor” en una carta de respuesta al informe sobre la pederastia en Alemania que afirmaba que estaba al corriente de algunos casos. Expertos del Vaticano aseguran que en una determinada reunión en la que Ratzinger sí participó nunca se habló de que un sacerdote señalado era un abusador y solo se habló de que el joven tenía que ser trasladado a Múnich porque se tenía que someter a una terapia, pero “no se mencionó el motivo de la terapia” y tampoco “se decidió ninguna labor pastoral” para él.