En Estados Unidos las tensiones entre los republicanos y las grandes empresas aumenta. El partido republicano está empeñado en las guerras culturales ante la proximidad de las legislativas de noviembre y las presidenciales de 2024. Los republicanos combaten, entre otros frentes, a las empresas que toman posiciones políticas izquierdistas creyendo que así se atraen a un público joven y presuntamente progresista. Por ejemplo, el gobernador de Florida, Ron Desantis, está contra Disney después de que esta prometiera combatir la ley de derechos parentales en educación que los críticos han bautizado como “no digas gay”. 180 empresas firmaron una carta denunciando las leyes contra el aborto como ¡“malas para los negocios”! y algunas como City Group, Yelp, Appel, Amazon, Bumble y Sales Force, entre otras, han anunciado que cubrirán gastos de viaje a las empleadas que tengan que salir fuera de sus estados para interrumpir sus embarazos. Es decir, estas empresas se extralimitan de sus marcos puramente empresariales para hacer política. Pero estas injerencias tienen respuesta; otro ejemplo, el senador Marco Rubio ha presentado propuestas para eliminar rebajas fiscales a las empresas que cubran gastos relacionados con la transición de género o el aborto.