Una vez cerradas las listas al Congreso, la mayoría de los candidatos pueden celebrar que serán elegidos, entre los 175 y los 200. Si sus jefes políticos asintieron a su inclusión en puestos seguros ya no es necesario que los electores vayamos a votar. La ley electoral y sus listas cerradas y bloqueadas es la que decide por nosotros. Por esta poderosa razón, los dos grandes partidos no quieren cambiar este sistema. En cuanto al Senado, antes se disponían los nombres por orden alfabético de los apellidos, ahora es el partido político el que decide el lugar de cada cual, lo que tiene su importancia.