La indecisión para dar el paso al frente, el excesivo cálculo de la correlación de fuerzas, la espera de acontecimientos y un largo etcétera de circunstancias están lastrando la esperada candidatura de Susana Díaz en las primarias que han de determinar en un Congreso el nuevo secretario general del PSOE. Tan malo es salir demasiado pronto y que el caballo se canse como demasiado tarde cuando el contrincante ya lleva una considerable ventaja, y esto último es lo que sucede si creemos las encuestas, como la de El Mundo-Sigma Dos publicada el pasado día 6: Pedro Sánchez le gana por goleada a Susana Diaz.
Sin duda que hay que preparar la escenografía, los apoyos necesarios, estudiar las mejores fechas… pero si el tiempo se pone a trabajar contra ti, la carrera se te hará cuesta arriba.
Susana Diaz sabe que no se trata solo de quién ocupa la secretaria general socialista, sino que ésta conlleva una política de alianzas de su partido muy distinta, en el supuesto de resultar ella ganadora, que la acariciada por Sánchez con los podemitas e independentistas. Diaz tiene un papel histórico que jugar más allá de su partido y parece que hoy por hoy es la única que puede frenar la ambición de quien solo tiene en su haber el no es no.