Ya llevo tiempo oyendo numerosos desafueros contra el lenguaje en defensa de un supuesto feminismo, que no consiste tanto en algunos vocablos como en las actuaciones personales. Me refiero a esa manía, que a veces cae en el absurdo, de intentar, retorciendo el DRAE, feminizar las palabras que aluden al oficio, la profesión, el cargo, el grado u otros extremos de las mujeres, llegando a límites hilarantes. Los vocablos no son femeninos porque tengan la a al final, en vez de la o, y voy a explicarlo. Se quiere hacer creer, por las, o los, que defienden poner la a al final de muchos de ellos, que las palabras a que nos referimos, y que acaban en o, son masculinas y las que terminan en a son femeninas, y eso no es así. Terminan en o muchas masculinas como médico, piloto, ingeniero…, pero también en a otras como policía, periodista, economista y una gran cantidad que acaban en “ista”. Y unas y otras se usan en muchos casos tanto para el hombre como para la mujer, así piloto, testigo, miembro, policía (y con una curiosidad: la policía se refiere al cuerpo y no a la mujer que ejerce esa profesión. Para ella se usaría mujer policía). Pero las hay terminadas en e, que en general no varían por el género: estudiante, cicerone o conserje; salvo varias como cliente/a, presidente/a o sastre/a; y otras que lo hacen irregularmente, como alcalde/alcaldesa y héroe/heroína. Eso respecto a las terminaciones en vocal. Si es en consonante hay diferentes curiosidades, pues, en los grados militares existen todas las terminaciones: en o como soldado, cabo o sargento, pero ya más arriba los hay en a, como brigada, en e, como teniente o comandante, en n, como capitán, y en l, como coronel, general o mariscal. En los grados más elevados hay femeninos de estas palabras, pero no se refieren al empleo militar, sino a la esposa del que lo ostenta: así coronela o generala. Otras curiosidades se dan en las actividades o cargos eclesiásticos. El femenino de monje es monja, pero no hay femenino de fraile. De abad se forma abadesa, y de prior, priora. En general las religiones no han dado mucha cancha a las féminas, y por tanto no hay formas para cargos eclesiásticos como obispo o cardenal. Sí hay papisa, referente a Juana, o sacerdotisa como femenino de sacerdote. Y luego tenemos todas las terminaciones en consonantes como f, l, m, n, r, s, t ó z. Y, de ellas, en las que existen muchas particularidades también, al no tener ya espacio en esta columna, nos ocuparemos la semana que viene. Richerdios.