La política no entiende de vacaciones, tampoco su demagogia. El más que conocido cambio en el gobierno de la Junta de Andalucía ha vuelto a poner de manifiesto la facilidad para cambiar de mira en la política española. El PSOE lleva semanas poniendo el grito en el cielo por el pacto andaluz entre PP, Ciudadanos y VOX, pero más tiempo lleva gobernando España con unos apoyos más que polémicos. Pedro Sánchez es capaz de reunirse con Quim Torra y organizar un consejo de ministros en Cataluña, quizás no entienda que ese tipo de movimientos son celebrados por VOX, que no ha ganado votos por fruto de la casualidad, como algunos quieren creer. El pacto de tres en Andalucía era algo que iba a suceder sí o sí, pues desaprovechar una oportunidad histórica podría suponer un castigo en las urnas importante para PP y Ciudadanos.
El principal socio del PSOE es Podemos, que jamás ha recibido el mismo trato de persecución que VOX. Si una televisión hubiese realizado un reportaje con Podemos similar al realizado por La Sexta con VOX las redes sociales habrían ardido y Podemos sería un mártir, pero las varas de medir son caprichosas. Pablo Iglesias prende con facilidad la mecha de la indignación y las manifestaciones, pero la autocrítica por ir cuesta abajo y sin frenos se la ha pedido a los Reyes Magos de Oriente. El propósito para la política española en 2019 podría ser perfectamente tratar de dejar a un lado la imagen de ilusos, pues las cartas llevan mucho tiempo bocarriba.