La Sonrisa de Gioconda - ESD200 - El Sol Digital
La Sonrisa de Gioconda – ESD200

La Sonrisa de Gioconda – ESD200

Un ciudadano en paro enciende su televisor para ver el último debate electoral, cuando se entra en el bloque sobre empleo dos candidatos optan por hacerse un intercambio de libros que dio vergüenza ajena, ahí está el nivel. La semana de los debates llegó y, finalmente, hubo debates. El debate sobre los debates fue otro punto de bochorno considerable, pues Pedro Sánchez no estuvo por la labor de querer debatir, actitud que volvió a mostrar en los debates. El asunto de RTVE no es nuevo, los trabajadores de la corporación pública dejaron claro que no son un instrumento de nadie, ni del Gobierno de turno ni de Rosa María Mateo, que debe concienciarse del puesto que tiene para estar a la altura del mismo.

Dos debates en dos días dan para mucho. Casado salió perdedor el primer día, lo que hizo que el segundo saliese mucho más agresivo, dispuesto a bombardear a Sánchez y entrar en fuego cruzado con Albert Rivera. El líder popular habló más de las políticas de su partido en el pasado que de las posibles futuras. El principal aliado de Casado, Rivera, salió mucho mejor parado ambos días, pues sus ideas quedaron mejor expuestas. El pego de Rivera el primer día fue ese silencio con el que quiso jugar en su minuto de oro y que no salió bien. El segundo día el líder de Ciudadanos debatió a pecho descubierto, su enfrentamiento constante con Sánchez fue duro. Las interrupciones del catalán fueron demasiadas por momentos, cosa que le reprochó el budista Pablo Iglesias. El candidato de Unidas Podemos se mostró en ambos debates con una actitud que nadie imaginaba, pues parecía que Iglesias había desayunado, comido y merendado tazas de tila antes de entrar en acción. Por si fuera poco, el líder de la formación morada recurrió numerosas veces a la Constitución durante sus intervenciones. Pablo Iglesias sabía que las encuestas le tenían en la cuerda floja y cambió su apuesta habitual, todo es posible en una precampaña. Pedro Sánchez fue el aguafiestas del grupo por excelencia. El líder socialista salió en ambos debates a no perder, y cuando eso se hace se suele perder. Sánchez se dedicó a escudarse de los ataques de Rivera y Casado, pasando a la ofensiva en contadas ocasiones. El candidato del PSOE dejó más claro que nunca su afinidad con Podemos, aunque no se libró de algún zasca de Iglesias. Pedro Sánchez intentó torpedear la celebración de los debates y no es algo de buen gusto. Pablo Casado se pasó de listo diciendo que él no había dicho no a ninguna entrevista y numerosos medios saltaron a la palestra para recordarle que no es así. El debate dejó la sensación común de que los partidos deben cambiar su actitud para impulsar este país, así que toca esperar que nadie se mire el ombligo más de la cuenta.

CABRA DE LUNA ABOGADOS

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