El nuevo ejecutivo liderado por Juanma Moreno ha entrado en casa y se ha llevado las manos a la cabeza. Lo primero que ha hecho es auditar con lupa las agencias, instituciones y organismos vinculados a las consejerías. La sorpresa ha sido mayúscula cuando ha abierto las puertas de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales y de Andalucía Emprende. Lo que se ha encontrado es el entramado público más inoperante del país. Y parece que bajo el felpudo del PSOE hay polvo para rellenar una cantera. Dicen que la cuadratura del círculo es un problema matemático irresoluble geométricamente. Por este motivo, nadie se explica cómo funcionaban agencias ajustadas a derecho, pulcramente convincentes pero que destinaban entre el 1 y el 5 por ciento de sus recursos al fin para el que estaban diseñadas. Andalucía Emprende, por ejemplo, tenía un presupuesto nada despreciable de 40 millones. De esa cantidad, 33,8 millones se esfumaban en un millar de nóminas. A esto había que sumar gastos de mantenimiento dejando escasamente un millón para subvenciones. En este singular escenario, los emprendedores debían suplicar por las migajas que quedaban.
Lo peor es que, de esa ínfima cantidad, los requisitos eran tan exigentes que muchas ayudas retornaban como un yo-yo a la caja registradora de la Junta. No es de extrañar que Andalucía persista en el furgón de cola de los indicadores económicos, pero lidere el ranking de la ineficacia.
Por lo visto, el PSOE ha estado creando graneros de empleo alimentados por personal de su telaraña clientelar. El reto que se plantea ahora para Moreno es el siguiente: ¿cómo reducir el peso de estos dos monstruos sin recurrir a despidos masivos en una región cuya tasa de paro -del 21 por ciento- se sitúa entre las más altas de Europa? Insistimos, la cuadratura del círculo. ¿Cómo mejorar la productividad de dos entes turboalimentados con salarios públicos? La solución es harto complicada. El atajo fácil sería recurrir a ceses para adelgazar dichas plantillas. Sin embargo, la opinión pública lo reprobaría, consciente del alto paro que padece la región. Con todo, sigue siendo una insensatez destinar millones de euros -de nuestros impuestos- a pagar los salarios de una máquina que ni promueve el emprendimiento, ni promociona nuestra cultura ni hace más grande nuestra tierra. Dicho esto, ¿cómo se puede mantener su integridad, y más si cabe, su finalidad sin dejar de inyectar más dinero? Complejo, muy complejo. Ya lo decía mi abuelo: lo comido por lo servido. La ambigüedad del consejero de la Presidencia, Elías Bendodo, sobre si habría despidos no dejaba dudas sobre la escasa maniobra de su gobierno. “Es una cosa muy seria y lo abordaremos despacio y con serenidad”.