Décadas hace que dejó de tener actualidad el dicho: “Málaga es la ciudad de las mil tabernas y una sola librería”. Hoy la oferta cultural es muy amplia museísticamente y muy aceptable en otros campos como el musical y el cinematográfico; existe la posibilidad de asistir a conferencias de toda índole en distintos espacios, y en lo monumental se ha mejorado, en presencia y pulcritud, en beneficio tanto de los malagueños como de los turistas. Sigue habiendo muchas tabernas, bares y restaurantes, pero ya en una proporción equilibrada y más en línea con otras ciudades mediterráneas.
También en el ámbito literario se han acrecentado las bibliotecas y las librerías, estas de forma exponencial. Y por supuesto los libros digitales, que en 2017 y en EEUU, se calcula que superarán al papel impreso. En nuestro país queda algo más de tiempo, pero no tanto, pues también se están incrementado de manera sustancial, si bien a veces conviven las ediciones en ambos formatos. Y no digamos las descargas ilegales o semiilegales de aquellos libros que no tienen ya derechos de autor.
Decíamos que en Málaga ha crecido el número de librerías, pero ha bajado la oferta de libros clásicos o que tengan más antigüedad de unos diez años. Había algunos establecimientos por el centro con una buena selección de éstos, pero últimamente o los han metido en almacenes o los han suprimido; y ahora hay que pedirlos y tardan unos días si no están agotadas las ediciones. ¿Es que nos modernizamos? ¿O perdemos calidad en beneficio de la novedad?
Richerdios.